Arqueología
Ver la clase social de las personas en sus huesos
Un análisis de huesos de personas de los siglos X a XIV enterradas en Cambridge, Reino Unido, ha permitido obtener datos sobre las condiciones en las que vivieron.
Se recogieron huesos de tres lugares muy diferentes de enterramiento de difuntos dentro del centro histórico de la ciudad, que abarcaban todo el espectro social: un cementerio parroquial para gente trabajadora corriente, las tumbas de un "hospital" de caridad donde se enterraba a los enfermos y los indigentes, y un convento agustino en cuyos espacios de sepultura se enterraba a donantes ricos y a clérigos.
El equipo de Jenna Dittmar, de la Universidad de Cambridge, examinó los restos mortales de 314 individuos y recogió pruebas del nivel de traumatismo óseo, un barómetro de las penalidades soportadas en vida.
Los investigadores catalogaron cuidadosamente la naturaleza de cada fractura para construir una imagen general de la incidencia de los daños físicos en la población como consecuencia de accidentes, esfuerzos físicos prolongados o violencia.
Mediante un análisis de rayos X, el equipo descubrió que el 44% de los trabajadores había sufrido fracturas óseas, frente al 32% de quienes fueron sepultados en el convento y el 27% de los quienes fueron enterrados en el hospital. Las fracturas en los restos mortales analizados eran más comunes en los hombres (40%) que en las mujeres (26%).
La lesión más extrema se encontró en un fraile, quien tenía fracturas totales en medio de ambos fémures. La causa de la rotura de ambos huesos debió ser muy violenta y, posiblemente, la causa de la muerte. Hoy en día, una fractura doble como esta encajaría con la de alguien atropellado por un coche. Los autores del estudio creen que la fractura pudo deberse a un accidente de carro. Quizás un caballo se asustó y el hombre fue arrollado por el carro.
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Los restos mortales de un individuo que fue sepultado en el convento agustino, desenterrados durante las excavaciones arqueológicas. (Foto: Nick Saffell)
De entre las lesiones detectadas en los difuntos, algunas tienen todos los signos de haber sido infligidas por otros, y en este aspecto el equipo de investigación pudo corroborar en los huesos la gran incidencia de la violencia en la sociedad de la época.
Por ejemplo, otro fraile vivió con signos de traumatismo craneal por impacto de objeto contundente y fracturas defensivas en un brazo (las típicas al protegerse la cabeza con un brazo).
Este tipo de lesiones que dejan huella en los huesos y son fruto de la violencia se encontraron en alrededor del 4% de la población, incluyendo mujeres y personas de todos los grupos sociales.
Los huesos de una mujer mayor enterrada en los terrenos de la parroquia muestran señales de lo que parecen ser las marcas de violencia doméstica sufrida a lo largo de casi toda su vida. El esqueleto presenta huellas de numerosas fracturas, de todas las cuales se recuperó antes de su muerte. Las fracturas fueron de costilla, vértebra, mandíbula y pie.
Resulta muy llamativo lo mucho que se puede reconocer la clase social de una persona analizando sus huesos.
Tal como explica Dittmar, al comparar los traumatismos óseos de los diversos esqueletos enterrados en varios lugares de una ciudad como Cambridge, ella y sus colaboradores pudieron calibrar los peligros de la vida cotidiana que experimentaban las distintas esferas de la sociedad medieval. En ese sentido, se ve claramente que la gente corriente que trabajaba tenía un mayor riesgo de sufrir lesiones en comparación con los frailes y sus benefactores ricos o en comparación con las personas internadas en el hospital, que por su estado no realizaban trabajo duro. La gente corriente dedicaba muchas horas al día a trabajar en tareas pesadas que requerían un notable esfuerzo físico. En las zonas más urbanas, predominaban los oficios relacionados con la construcción (por ejemplo, labrar bloques de piedra) y con la herrería, entre otros. En las zonas más rurales, muchos trabajaban en la agricultura o la ganadería, desde que amanecía hasta que anochecía.
En definitiva, la notable desigualdad social de la Edad Media ha quedado bien registrada en los huesos de esos antiguos habitantes de Cambridge.
El estudio, titulado “Medieval injuries: Skeletal trauma as an indicator of past living conditions and hazard risk in Cambridge, England”, se ha publicado en la revista académica American Journal of Physical Anthropology. (Fuente: NCYT de Amazings)



