Entrega del podcast Ciencia y genios, con textos a cargo de Carmen Buergo, en Ciencia para Escuchar, que recomendamos por su interés.
Ahora que van quedando menos televisores tradicionales, de esos equipados con un tubo de rayos catódicos, se hace un poco más difícil entender el fenómeno que llevó a Wilhelm Conrad Roentgen al descubrimiento de los rayos X.
Un tubo de rayos catódicos es un cañón de electrones (tres en el caso de un televisor en color). Los electrones son agrupados en un haz finísimo y lanzados contra una pantalla fluorescente que se enciende mostrando un punto luminoso. Este ingenioso artilugio tuvo su origen en un invento de 1869, 70 años antes que el televisor, pero durante mucho tiempo ni siquiera se sabía qué tipo de partículas participaban en el proceso porque el electrón no se identificó hasta 1897.
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