Dioses y mendigos (José María Bermúdez de Castro)

La publicación de este libro ha sido recibida como un pequeño acontecimiento, no solo en el ámbito de la antropología y la paleontología, sino también en el de la divulgación científica en general.

Bien conocido por su contribución esencial a la paleontología en España y poseedor de una larga trayectoria profesional, que incluye su codirección de las excavaciones del yacimiento de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro aprovechó los primeros meses de la pandemia para rematar un trabajo que muchos esperábamos.

En efecto, nadie como él para ponernos al día sobre el estado actual del estudio de la evolución humana. Pero su libro llega incluso mucho más lejos, ya que se adentra en muchos vericuetos igualmente importantes, como el futuro de nuestra especie y los problemas ambientales a los que se enfrenta, muchos de ellos provocados por ella misma.

En un lenguaje completamente asequible y en el que la nueva terminología es siempre explicada con toda claridad, el autor comienza su obra analizando aquello que aparentemente nos hace humanos y que nos destaca de entre otros parientes, como los chimpancés. De hecho, los chimpancés son protagonistas en diversas ocasiones a lo largo del libro, como primos lejanos que descienden de un antepasado común.

Bermúdez también hace un completo repaso de las diferentes especies de homínidos, que en algunos casos de forma paralela, evolucionaron y desaparecieron, o contribuyeron a la aparición de la nuestra. Desde el australopitecus a los homo, se examina la importancia de sus ecosistemas y de las migraciones ante los cambios que obligaron a ello.

No encontraremos descripciones técnicas de cada especie, sino rasgos generales que nos permitan diferenciarlas, acompañadas en ocasiones de algunas ilustraciones sumamente interesantes. El autor quiere dejar bien claro el debate aún en marcha entre los especialistas sobre el árbol humano y la dificultad de definir con precisión sus diversas ramas en base a los magros hallazgos hasta ahora realizados.

En todo caso, el lector, con estos conocimientos, ya podrá entender con facilidad los siguientes capítulos, en los que estudiarán aspectos fundamentales de la evolución de los homínidos, como el bipedismo, la dieta o el desarrollo de herramientas.

No menos importante resulta el apartado del crecimiento y desarrollo de nuestra especie comparado con el de otras cercanas, incluyendo los chimpancés. Unas diferencias que vienen dadas por algo que se hará fundamental en nuestra especie: el tamaño de nuestro cerebro.

Este, en efecto, nos diferencia fundamentalmente de otras especies, y gracias a sus características hemos llegado a ser lo que somos.

Fue este cerebro progresivamente más privilegiado el que permitió la aparición de las especies más claramente humanas: nosotros mismos, los neandertales y los denisovanos.

Esta llamada humanidad emergente acabaría quedándose con un solo representante, pero la existencia de los otros dos nos está ayudando a obtener pistas valiosas sobre nuestro propio origen.

Los últimos trabajos, oportunamente referenciados a cada paso por el autor, señalan la posibilidad de que el Homo sapiens surgiera de África, pero tras una migración previa desde Eurasia, lo que complica el cuadro actual de las investigaciones.

El caso es que, en cuanto los sapiens empezaron a moverse fuera de África, no tardarían en alcanzar hasta el más recóndito rincón del mundo, a menudo a gran velocidad y haciendo uso de tecnologías, como una primitiva navegación, que deberían sorprendernos.

Bermúdez examina a fondo esta expansión del Homo sapiens, la antesala de una época posterior conocida como Neolítico.

Dejando atrás su pasado más primitivo, los seres humanos empezaron a organizarse, a crear grupos más grandes, a moverse de forma fluida y a lo que denominamos autodomesticación, impulsados por sentimientos como el altruismo y la espiritualidad.

El autor dedica todo un capítulo al desarrollo de los símbolos y el lenguaje, que han permitido transmitir conocimientos y crear una cultura a gran escala.

Esta creciente sofisticación también propició diferentes conductas humanas que pueden verse aún hoy en día, como el uso de la violencia para alcanzar diversos fines, la territorialidad, la aparición de cabezas de tribus, etc.

Puestas estas bases, a las que podríamos añadir el sexo y la solidaridad, la humanidad solo ha seguido avanzando en número, cultura y dominio de su ecosistema. Bermúdez se pregunta si seguimos evolucionando, y concluye que, biológicamente, poco hemos cambiado desde hace decenas de miles de años. Sin embargo, hemos sido capaces de desarrollar herramientas que, en el futuro, podrían tener algo que decir al respecto. La ciencia y la tecnología nos han permitido vivir más tiempo del que quizá deberíamos, pero también explorar todos los rincones de la Tierra y un poco de más allá de ella.

Nuestra influencia es ya tan grande que llamamos a esta época Antropoceno. Es entonces cuando el autor se cuestiona sobre los diversos problemas que acosan a la humanidad, como la sobrepoblación, el cambio climático, los efectos de la mundialización o la posible amenaza de los productos más avanzados de nuestro intelecto, como la inteligencia artificial.

La humanidad sigue avanzando cada vez más deprisa, apoyado por una tecnología desbocada, pero sigue siendo el mismo organismo que, hace más de 100.000 años, apenas sobrevivía en su territorio.

Aunque Bermúdez no tiene todas las respuestas, su trabajo es una magnífica forma de hacernos reflexionar y de ser conscientes de la historia que dejamos atrás y del camino que podría quedarnos por delante.

Crítica. 2021. Tapa dura, 235 páginas. ISBN: 978-84-91-99278-3

Puedes adquirir este libro aquí.