Contaminación
Cartuchos de tinta de impresora a la deriva por el mar
En enero de 2014, un contenedor de carga se cayó de un barco en el Atlántico Norte. Una extensa red de voluntarios, empleando redes sociales, ha hecho un seguimiento de las llegadas a costas de los cartuchos de tinta (para impresora de chorro de tinta) que se transportaban en ese contenedor y que se perdieron. La iniciativa ha permitido conocer a fondo un caso concreto de cómo se dispersan y degradan en el mar unos objetos de plástico.
Al tratarse de cartuchos de tinta, los microplásticos que se han desprendido de ellos están además contaminados con metales como el cobre, el hierro y el titanio.
Los primeros cartuchos en quedar varados en una playa fueron avistados en la costa de las Azores en septiembre de 2014.
Desde entonces, se ha informado a través de las redes sociales de unos 1.500 cartuchos localizados más, con las mayores cantidades tocando tierra a lo largo de las costas del Reino Unido e Irlanda, pero también tan al sur como Cabo Verde y tan al norte como el borde del Círculo Polar Ártico.
El estudio principal sobre esta dispersión y los avistamientos de cartuchos lo han llevado a cabo científicos de la Universidad de Plymouth en el Reino Unido y de la iniciativa Lost at Sea Project.
Para esta investigación, el equipo que incluye a Andrew Turner, profesor en la citada universidad, y Tracey Williams, de Lost at Sea Project, combinó datos de avistamientos comunicados por miembros del público y las predicciones realizadas por herramientas de modelización oceanográfica, para averiguar cómo llegaron los cartuchos al punto final de su viaje.
Algunos fueron arrastrados por las corrientes de las Azores y las Canarias alrededor del Giro del Atlántico Norte, mientras que otros fueron transportados hacia el norte por las corrientes del Atlántico Norte y de Noruega.
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Un cartucho de tinta aparecido en una playa de Cornualles y recogido por el Lost at Sea Project. (Foto: Tracey Williams, Lost at Sea Project)
Basándose en las fechas de los primeros avistamientos, los investigadores suponen que los cartuchos viajaron con una velocidad media de entre 6 y 13 centímetros por segundo. Esto demuestra la rapidez con la que los objetos flotantes pueden dispersarse por los océanos.
Mediante análisis microscópicos y de fluorescencia de rayos X, los autores del estudio también constataron detalladamente el alto grado de meteorización (desgaste y descomposición) ejercido por la exposición a la intemperie que hizo que las superficies de los cartuchos de tinta se volvieran calcáreas y quebradizas, lo que condujo al desprendimiento mencionado de partículas de plástico (microplásticos) contaminadas con metales.
Turner destaca que, según algunas estimaciones, cada año se pierden en el mar varios miles de contenedores de carga de barcos. Pueden causar daños en el fondo marino pero, una vez rotos, su contenido puede tener un efecto negativo tanto en el lugar donde se pierden como en lugares muy alejados, algo claramente demostrado en el nuevo estudio.
Esta investigación también ha demostrado una vez más cómo los plásticos no diseñados para ser expuestos al entorno natural de manera medioambientalmente segura pueden fragmentarse y convertirse en una fuente de microplásticos capaz de contaminar el medioambiente.
El estudio se titula “Transport, weathering and pollution of plastic from container losses at sea: Observations from a spillage of inkjet cartridges in the North Atlantic Ocean”. Y se ha publicado en la revista académica Environmental Pollution. (Fuente: NCYT de Amazings)


