Astrogeología
Detectar terremotos desde un globo, ¿también en Venus?
Dado que las ondas sísmicas producen ondas sonoras, la información portada por estas se traslada del subsuelo a la atmósfera. De este modo, es factible obtener valiosa información científica estudiando las ondas sonoras desde el aire de forma similar a como los sismólogos convencionales estudiarían las ondas sísmicas desde el suelo. Siguiendo esta estrategia, un globo debidamente equipado con instrumental científico de alta sensibilidad puede detectar un terremoto.
Entre el 4 y el 6 de julio de 2019, una secuencia de potentes terremotos retumbó cerca de Ridgecrest, California, desencadenando más de 10.000 réplicas en un periodo de seis semanas. Viendo una oportunidad de poner a prueba sus ideas científicas, unos investigadores del Instituto Tecnológico de California (Caltech) y del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, todas estas entidades en Estados Unidos, sobrevolaron la región con instrumentos acoplados a globos de gran altitud, con la esperanza de realizar la primera detección desde un globo de un terremoto de origen natural. Su objetivo era probar una nueva tecnología diseñada para futuras aplicaciones en Venus, donde globos equipados con instrumentos científicos podrían detectar terremotos desde las alturas en la atmósfera, sin necesidad de enviar aparatos a la superficie, mucho más hostil.
Y lo consiguieron. El 22 de julio, los barómetros (instrumentos que miden los cambios en la presión del aire) altamente sensibles de uno de los globos detectaron las ondas sonoras de baja frecuencia causadas por una réplica en el suelo.
En un nuevo estudio, el equipo que trabajó con esos globos describe cómo una técnica similar podría ayudar a revelar los misterios más íntimos de Venus, sin necesidad de bajar a su superficie donde las temperaturas son lo bastante calientes como para fundir el plomo y las presiones atmosféricas son lo suficientemente altas como para aplastar un submarino.
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Cuando son calentados por el Sol, los globos de esta clase se elevan en la atmósfera; al anochecer descienden. (Imagen: NASA JPL / Caltech)
Se cree que Venus, con un tamaño aproximado al de la Tierra, fue en su día más hospitalario antes de transformarse en un lugar notablemente diferente de nuestro mundo. Los científicos no están seguros de por qué se produjo esa transformación.
Una forma de averiguar cómo evolucionó un planeta rocoso es estudiar lo que hay en su interior, y una de las mejores maneras de hacerlo es medir las ondas sísmicas que rebotan bajo su superficie. En la Tierra, los distintos materiales y estructuras refractan estas ondas subterráneas de maneras diferentes, características de cada tipo de material o de estructura. Estudiando la fuerza y la velocidad de las ondas producidas por un terremoto o una explosión, los sismólogos pueden determinar cómo son las capas rocosas bajo la superficie e incluso localizar depósitos de líquido, como petróleo o agua. Estas mediciones también pueden utilizarse para detectar la actividad volcánica y tectónica.
El JPL y el Caltech llevan desarrollando esta técnica de sismología basada en globos desde 2016.
Si la misma capacidad de detección que se demostró con los seísmos californianos de 2019 se logra en Venus, estaremos ante una vía para estudiar el enigmático interior del planeta sin tener que hacer aterrizar vehículo alguno en su infernal superficie. En el nuevo estudio, Jennifer M. Jackson, del Laboratorio Sismológico del Caltech, y sus colegas exponen los detalles técnicos del concepto. El estudio se titula “The First Detection of an Earthquake From a Balloon Using Its Acoustic Signature”. Y se ha publicado en la revista académica Geophysical Research Letters. (Fuente: NCYT de Amazings)



