La capacidad de las aves para deducir dónde puede haber insectos peligrosos

Los pájaros jóvenes que comen insectos con una llamativa coloración de advertencia para anunciar su toxicidad a los posibles depredadores aprenden rápidamente a evitar otras presas que lleven las mismas marcas. La selección natural tiende a aumentar la supervivencia de los animales que pasan desapercibidos ante depredadores potenciales y a reducir la de los que llaman mucho la atención. Por tanto, si una especie de este segundo grupo sigue existiendo es que no tiene depredadores por algún motivo. Yendo un paso más allá del aprendizaje de los depredadores sobre qué presas deben evitar, unos científicos han investigado hasta qué punto los pájaros pueden recordar en qué clase de plantas suelen estar los insectos a los que no les conviene atacar.

El equipo de Callum McLellan, de la Universidad de Bristol en el Reino Unido, expuso réplicas artificiales de dos tipos de orugas (las comestibles para los pájaros y las incomestibles, estas de la especie Tyria jacobaeae) en una planta comestible para las aves y en otra incomestible. En la naturaleza, esas últimas orugas, al alimentarse de la planta que es incomestible para los pájaros, se vuelven ellas mismas incomestibles.

A las orugas incomestibles se las suele encontrar en la planta incomestible y no en la otra.

Las orugas incomestibles tienen una apariencia muy llamativa, con bandas amarillas y negras alternas. Las comestibles tienen una apariencia comedida.

Las plantas con las réplicas de las orugas fueron expuestas a la depredación de aves silvestres. Las réplicas de ambas clases de orugas recibieron menos ataques en la planta incomestible que en la comestible cuando los depredadores experimentados eran abundantes en la población.

Esto indica que los pájaros no solo aprenden a reconocer los patrones de color de las presas peligrosas, sino que también pueden aprender a reconocer el aspecto que tienen las plantas en las que viven esos insectos.

Una polilla, antes oruga, de la especie incomestible, posada en una planta de la especie incomestible. El animal ha logrado crecer y pasar la metamorfosis porque sus depredadores potenciales saben que no les conviene intentar comérselo. (Foto: Callum McLellan)

Cuando los investigadores modificaron la planta incomestible para que se pareciera a una comestible, y a la comestible para que se pareciera a una incomestible, las réplicas de orugas comestibles recibieron menos ataques en las plantas que parecían incomestibles. Las réplicas de las orugas incomestibles estuvieron igual de protegidas en una u otra planta.

Los resultados de los experimentos indican que las aves aprenden que las flores de la planta incomestible son una señal de peligro, por lo que típicamente ni visitan ya la planta aunque haya orugas en ella. Es más eficiente evitar toda la planta que tomar decisiones sobre cada una de las orugas individuales presentes en ella. De todos modos, la capacidad de reconocer a una oruga incomestible se mantiene, lo que permite al pájaro identificarla en cualquier sitio donde se la encuentre.

El estudio se titula “Birds learn to avoid aposematic prey by using the appearance of host plants”. Y se ha publicado en la revista académica Current Biology. (Fuente: NCYT de Amazings)