Astrofísica
Un agujero negro ha provocado la formación de muchas estrellas
Los agujeros negros son concentraciones formidables de masa que tragan estrellas, planetas y todo cuanto pase demasiado cerca de ellos. Teniendo en cuenta esto, es toda una sorpresa el hallazgo reciente de que un agujero negro de gran masa está promoviendo la formación simultánea de muchas estrellas en una galaxia enana.
El descubrimiento lo han hecho Amy Reines y Zachary Schutte, ambos de la Universidad Estatal de Montana en Estados Unidos. Para la labor recurrieron a observaciones realizadas por el telescopio espacial Hubble, de la NASA y de la Agencia Espacial Europea (ESA).
El singular agujero negro está ubicado en el corazón de la galaxia enana Henize 2-10, situada a 30 millones de años-luz de la nuestra.
Reines publicó en 2011 la primera evidencia de la existencia de un agujero negro en Henize 2-10.
"Desde el principio supe que algo inusual y especial estaba ocurriendo en Henize 2-10, y ahora el Hubble ha proporcionado una imagen muy clara de la conexión entre el agujero negro y una región vecina de formación estelar situada a 230 años-luz del agujero negro", explica Reines.
![[Img #65581]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/01_2022/2642_un-agujero-negro-ha-provocado-la-formacion.jpg)
La galaxia Henize 2-10. La ampliación procesada de su sector central (en el recuadro) muestra la ubicación del agujero negro, marcada con la “X”. La actividad del agujero negro impulsa en direcciones opuestas dos chorros de materia, aquí vistos a izquierda y derecha. El chorro que avanza hacia la izquierda penetra en la nube y provoca la formación simultánea de muchas estrellas. (Imagen: NASA, ESA, Zachary Schutte (XGI), Amy Reines (XGI); procesamiento de la imagen: Alyssa Pagan (STScI))
Esa conexión es un flujo de gas que se extiende por el espacio como un cordón umbilical desde las inmediaciones del agujero negro hasta un vivero de estrellas. La región ya albergaba una densa masa de gas cuando llegó el flujo de baja velocidad empujado por el agujero negro. La información espectroscópica del Hubble muestra que el flujo de salida se movía a 1 millón y medio de kilómetros por hora aproximadamente, golpeando al denso gas como el agua escupida por una manguera de jardín que impacta contra tierra suelta sobre el pavimento y la arrastra hasta concentrarla contra la pared. Hay cúmulos estelares recién nacidos en diversos puntos de la trayectoria del flujo de material empujado por el agujero negro. Los datos del Hubble sobre la velocidad de ese flujo, así como la edad de las estrellas jóvenes, indican una relación causal entre ambas cosas.
Este es el efecto contrario del que se observa en las galaxias más grandes, donde el material que cae hacia el agujero negro es arrastrado por los campos magnéticos circundantes, formando chorros de plasma ardientes que se mueven a una velocidad cercana a la de la luz. Las nubes de gas atrapadas en la trayectoria de los chorros se calientan tanto que ello supera la capacidad de dichas nubes para enfriarse y formar estrellas. En cambio, con el agujero negro de Henize 2-10, no tan masivo como los de otras galaxias, y con el flujo de materia empujada, menos impetuoso que los empujados por otros agujeros negros, el gas se mantuvo en un margen de temperaturas adecuado y se comprimió lo suficiente como para provocar la formación de nuevas estrellas.
Este revelador estudio sobre Henize 2-10 se titula “Black-hole-triggered star formation in the dwarf galaxy Henize 2-10”. Y se ha publicado en la revista académica Nature. (Fuente: NCYT de Amazings)



