Salud reproductiva
¿Por qué el fluido folicular es esencial para el buen funcionamiento de los espermatozoides en la fecundación?
En nuestra especie, la fecundación es resultado de la fusión de dos células especializadas, denominadas gametos: el ovocito que aporta la mujer y el espermatozoide que genera el hombre.
Ambos tipos celulares están acompañados de dos sustancias líquidas: el fluido folicular, que acompaña a los ovocitos; y el plasma seminal, en el que se encuentran inmersos los espermatozoides. Hace ya unos cuantos años, se demostró que el fluido folicular es esencial para el buen funcionamiento de los espermatozoides en la fecundación. De hecho, algunas clínicas de reproducción asistida lo utilizan como un buen preservante de la calidad espermática en las muestras que utilizan en los ensayos de embarazo.
¿Qué tiene el fluido folicular para ejercer esa función tan importante?
Un reciente trabajo liderado desde el departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) —y que contó con la colaboración de Halotech DNA (empresa de biotecnología localizada en el Parque Científico de Madrid), y la clínica de reproducción asistida Ginemed (Sevilla), todas estas entidades en España, así como un investigador de la Universidad de Queensland en Australia— ha ahondado en esta pregunta.
Los resultados, publicados en la revista académica Reproductive BioMedicine Online, representan un paso adelante para entender cómo funciona la fecundación en términos moleculares y, por ende, para mejorar los sistemas de manejo de los espermatozoides en las clínicas de reproducción asistida.
El equipo, dirigido por el investigador de la UAM Jaime Gosálvez, ya había comprobado que el fluido folicular tiene un efecto protector sobre la integridad del genoma de los espermatozoides. Pero la calidad del contenido genético de un espermatozoide se puede ver comprometida, entre otras cosas, por la actividad de enzimas que son capaces de destruir el ADN. Esas enzimas, las DNasas, están presentes tanto en el fluido folicular (inactivas) como en el plasma seminal (activas).
Muestra de espermatozoides protegidos por el fluido folicular. Los núcleos, donde se encuentra el genoma, se muestran intactos y despliegan halos de ADN de gran tamaño (coloreados en fucsia). (Imagen: UAM)
“En esta ocasión hemos realizado una serie de experimentos con ADN genómico purificado donde este se ha mezclado con fluido folicular, con plasma seminal, o también con fluido folicular junto a plasma seminal, para determinar si el ADN se degradaba o no por la actividad de las DNasas presentes en ambos medios”, explican los autores del estudio.
“En primer lugar —detallan— hemos confirmado que el fluido folicular no degrada el ADN (reflejo de que sus DNasas no son activas). Por el contrario, las DNasas del plasma seminal sí destruyen el ADN. Y, lo que resulta novedoso, el ADN se mantiene intacto en muestras incubadas con los dos medios (fluido folicular + plasma seminal). De hecho, el grado de protección está ligado a la concentración relativa del fluido folicular. La conclusión obvia es que hay ‘algo’ en el fluido folicular que es capaz de inactivar a las DNasas del plasma seminal”.
Probablemente, de acuerdo con los resultados, ese ‘algo’ se trate de un agente quelante; un compuesto químico que secuestra iones y altera la funcionalidad de otras moléculas. “Así, si añadimos EDTA (un agente quelante muy conocido) al plasma seminal, el ADN no resulta digerido. Es decir, el EDTA reproduce el resultado obtenido con la mezcla de fluido folicular y plasma seminal”.
Por último, Gosálvez, Javier Bartolomé (UAM) y sus colegas también comprobaron que si se añaden cantidades crecientes de calcio o magnesio, se revierte el efecto de ese agente quelante. En tales casos, el ADN resulta digerido en las muestras con plasma seminal. Así que las DNasas presentes en el plasma seminal necesitan calcio o magnesio para lograr la destrucción del ADN, y el fluido folicular aporta un quelante para anular esa actividad.
En definitiva, durante el proceso de fecundación, y cuando el fluido folicular y el plasma seminal se entremezclan, resulta fundamental el papel protector del fluido folicular. La consecuencia es impedir que los genomas que aportan ovocitos y espermatozoides sufran agresiones que, con seguridad, comprometerían el éxito reproductivo. (Fuente: UAM)