Zoología
Los animales ejercen, como los humanos, el tipo de altruismo más útil en cada situación
Son bien conocidos los ejemplos de criaturas que ayudan a congéneres a expensas de sí mismas. Las hormigas, abejas, y algunas aves ayudan a sus parientes a criar los hijos de estos en vez de limitarse a criar sólo los suyos propios. Incluso las criaturas sociales más simples, tales como bacterias y otros microorganismos, en ocasiones sacrifican su propio bienestar por el bien de su grupo.
La mayoría de los modelos matemáticos relativos a cómo surge la cooperación tienden a asumir que todas las formas de altruismo ofrecen beneficios similares. Pero cada tipo de ayuda tiende a ser más común en situaciones determinadas, como a menudo sucede entre los seres humanos. Así lo ha comprobado el equipo de Michael Wade, profesor en la Universidad de Indiana, y académico invitado del Centro Nacional de Síntesis Evolutiva en Durham, Carolina del Norte, en Estados Unidos ambas instituciones.
Desde abejas y avispas que mueren defendiendo sus colmenas, hasta elefantes que colaboran para cuidar a las crías, el nuevo modelo matemático determina las condiciones del entorno que favorecen a una forma de altruismo sobre otra.
El modelo predice que las criaturas se ayudarán entre sí de diferentes maneras dependiendo de si son escasos o abundantes los recursos esenciales como el alimento y el hábitat.
Por ejemplo, algunas criaturas cooperan para la defensa del grupo, otras para encontrar comida, y otras para cuidar a las crías.
Wade y J. David Van Dyken, de la Universidad de Indiana, han modelado toda la gama de comportamientos altruistas para identificar las condiciones del entorno que favorecen a un tipo de altruismo sobre otro.
Sus resultados muestran que, al igual que haríamos los humanos, cuando son escasos en el entorno recursos esenciales como por ejemplo el alimento, la conducta altruista más común es la que tiende a proporcionar más de esos recursos, o a usarlos de manera más eficiente. Un caso claro es el de los leones que cooperan en una cacería en grupo para así aumentar las probabilidades de atrapar a la presa, o el de las abejas que avisan a sus compañeras del sitio donde han encontrado comida. Muchos animales guían a los miembros de su grupo hasta fuentes de comida recién descubiertas, o llevan el alimento hasta el nido para compartirlo allí con sus compañeros.
Pero cuando los recursos son abundantes, el comportamiento altruista más común pasa a ser, al igual que sucede en la sociedad humana, el que sirve para ayudar a otros individuos a vivir más tiempo, o a producir más descendencia. Los animales como pájaros cantores, ungulados y chimpancés, por ejemplo, emiten señales acústicas de alarma para advertir sobre la proximidad de depredadores a los miembros cercanos del grupo, afrontando así peligros a cambio de proteger a los demás.