Paleontología
Un dinosaurio peculiar, a juzgar por sus huellas
El análisis detallado de unas huellas de pisadas dejadas por un dinosaurio ha permitido descubrir un rasgo inusual con el que este individuo nació.
Un equipo liderado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en España ha analizado un rastro de pisadas producido por un dinosaurio de tipo carnívoro con dedos provistos de uñas afiladas. El rastro se halla en el yacimiento del Cretácico Inferior de Las Hoyas, de Cuenca, España. Se trata de un rastro inusualmente ancho en el que la huella izquierda muestra que uno de los pies del dinosaurio tenía una deformidad.
La cantidad de rastros de dinosaurios formados a partir de pies con patologías conocidos hasta el momento para un intervalo de tiempo de unos 125 millones de años (entre el Jurásico temprano y el Cretácico superior) no llega a quince en total.
El nuevo análisis, desarrollado a lo largo de sucesivos años desde 2010, finalizó tras registrar un número de huellas significativo hasta tener la certeza de que se trataba de un rastro producido por un animal con una patología.
El organismo productor de las huellas, un dinosaurio terópodo carnívoro, tendría una alzada hasta la cadera de casi 2 metros y una longitud estimada entre 6 y 7 metros. La huella de su pie sano, es la característica de un dinosaurio de tipo carnívoro, con dedos acabados en punta, y unos 45 cm de longitud desde la punta de su dedo más largo al talón. En cambio, su pie deforme mide 35 cm y presenta una forma algo más irregular, destacando su dedo interno, girado y corto.
“El rastro tiene una peculiaridad única para ser un dinosaurio terópodo, que son animales bípedos. A diferencia de los rastros típicos conocidos en el registro fósil, la distancia entre su huella izquierda y derecha es muy ancha”, señala Ángela D. Buscalioni, investigadora de la Unidad de Paleontología de la UAM.
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En primer término, huella del pie normal en el rastro objeto del estudio. (Foto: UAM)
El análisis del rastro patológico, comparándolo con una muestra que incluye varias decenas de dinosaurios registrados en yacimientos mundiales, refleja que a pesar de su anchura, fue originado por un solo animal y no por dos que hubieran caminado en paralelo. Además, vieron que los pasos que dio el dinosaurio eran más cortos comparados con los observados hasta el momento en rastros conocidos.
Por otro lado, el estudio de las láminas pulidas del sedimento donde pisó el dinosaurio mostró que estaba formado por un tapete microbiano, que es una fina capa constituida por una comunidad densa de algas y bacterias. La plasticidad y consistencia de este tapete permitió que los detalles de las pisadas y de otras señales de animales que estaban en la charca, así como del crecimiento del propio tapete se consolidasen y preservaran.
Las características físicas del tapete soportaron el peso de un animal de toneladas sin quebrarse, pudiéndose estudiar con detalle algunas de las marcas dejadas por su locomoción como uñazos y la profundidad de las huellas. Para analizar estos detalles se llevó a cabo un escaneado tridimensional de las huellas, así como de la superficie del sustrato, que permitió reconocer las orientaciones de las marcas dejadas por el tapete, así como huellas ondulantes dejadas por las aletas de peces.
En el trabajo ha estado implicado un grupo interdisciplinar formado por especialistas en huellas de dinosaurios del Instituto Geológico y Minero de España, en huellas de peces e invertebrados de la Universidad de Barcelona, en ecología microbiana de la Universidad Autónoma de Madrid, coordinados por el equipo de trabajo de la Unidad de Paleontología y Centro por la integración en Paleobiología (CIPb) de la Universidad Autónoma de Madrid.
Para llevar a cabo el estudio, se ha requerido el uso de diferentes metodologías, y los datos digitales derivados del escaneado tridimensional han sido esenciales para trabajar con muchos detalles, tanto cualitativos como cuantitativos. Los datos sobre la forma del rastro se realizaron aplicando la metodología de la morfometría geométrica, que ya había sido ensayada de modo pionero para huellas por alguno de los miembros del equipo de investigación.
El análisis diferencial de la patología de este terópodo apunta a una malformación en su dedo interno que estaría curvado hacia atrás como sucede en algunas aves modernas. No es extraño suponer que grupos cercanos evolutivamente como dinosaurios y aves compartan también malformaciones comunes. En las aves con esta malformación también el ancho entre las patas es mayor.
“Suponemos que se trató de una malformación, pues un accidente ocasional habría producido tal vez un rastro con una cojera más marcada que la que hemos apreciado en el rastro de Las Hoyas que es, por el contrario, sutil”, apunta Carlos M. Herrera-Castillo, investigador de la Unidad de Paleontología de la UAM. “Por otra parte, también es importante conocer el contexto, ya que se trataría de un animal de gran porte caminando por el humedal en un momento donde los tapetes se estaban deshaciendo y los peces se acumulaban en charcas posiblemente a cientos, por la grandísima abundancia de trazas que dejaron”.
Hasta el momento, este terópodo es el dinosaurio de mayor talla registrado en el yacimiento de Las Hoyas, ya que el Pelecanimimus polyodon y el Concavenator corcovatus son más pequeños y la anatomía de sus pies nunca pudo permitir la impresión de pisadas como las analizadas en el nuevo estudio.
El estudio se titula “A theropod trackway providing evidence of a pathological foot from the exceptional locality of Las Hoyas (upper Barremian, Serranía de Cuenca, Spain)”. Y se ha publicado en la revista académica PLoS ONE. (Fuente: UAM)



