Arqueología
Hormonas y ácidos biliares para averiguar costumbres de pastoreo prehistóricas
En el Neolítico surgieron y se generalizaron la agricultura y el pastoreo, y a través de ellos se desarrollaron las sociedades agrarias. Las cuevas y abrigos rocosos comenzaron a utilizarse como corrales para el ganado. Una práctica de pastoreo habitual en todo el Mediterráneo, desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce, era la quema del estiércol acumulado en las cuevas y abrigos rocosos de los rebaños para limpiar estos lugares, eliminar los parásitos, etcétera. Esta quema continua produjo una acumulación de diversas capas de sedimentos orgánicos y minerales que se denominan fumiers.
Los ácidos biliares de las capas que quedaron sin quemar en los fumiers permiten a los investigadores saber qué especies ponían al abrigo en este redil, debido a que la composición de los ácidos biliares es diferente en cada especie. Actualmente, a raíz de análisis en una de tales cuevas situada en España, el grupo de investigación METABOLOMIPs de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha comenzado a buscar biomarcadores hormonales para conocer mejor cómo manejaban los rebaños los pastores prehistóricos. “Las proporciones hormonales son diferentes si las ovejas están en periodo de gestación, lactancia o cualquier otra situación”, explica Asier Vallejo, de la UPV/EHU.
“En los trabajos arqueológicos de la cueva de El Mirador, situada en la Sierra de Atapuerca (Burgos), se habían encontrado muchos restos óseos animales, y presumían que el rebaño era dividido, porque en una parte de la cueva hay una mayor cantidad de huesos de cordero”, explica el autor principal del estudio. Entonces, integrantes de este grupo del Departamento de Química Analítica de la UPV/EHU comenzaron a buscar biomarcadores hormonales “para ver si realmente la actividad hormonal era mayor en dicha parte. Y así fue”, añade.
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Un miembro del grupo METABOLOMIPs toma muestras en la cueva de El Mirador. (Foto: UPV/EHU)
El método analítico utilizado para ello no es especialmente novedoso, pero “la idea ha sido innovadora. Es la primera vez que se estudian biomarcadores hormonales para predeterminar cómo era el manejo de los rebaños de hace entre 6.000 y 7.000 años”, comenta Vallejo. Los análisis de los ácidos biliares proporcionan una idea de la cantidad de cabezas de ganado del rebaño: “Cuanto más ácido biliar haya habido, más cabezas de ganado. Esto lo utilizamos para normalizar la concentración de progesterona en el estiércol. Si el rebaño es grande, el nivel de progesterona también será alto; sin embargo, si el rebaño es pequeño y el nivel de progesterona es alto, esto quiere decir que en esa parte de la cueva se situaban las ovejas en periodo de gestación y lactancia”. Por lo tanto, “hemos cruzado las hipótesis de los estudios arqueológicos y las nuestras, y coinciden. Hemos confirmado sus hipótesis”, afirma.
Actualmente el equipo está realizando un estudio similar en una zona de Sicilia. El grupo quiere avanzar buscando biomarcadores más precisos que permitan, por una parte, reconocer fácilmente el tipo de animales que eran refugiados en los abrigos prehistóricos, ya que “a menudo los animales estaban entremezclados y en algunos casos no es fácil diferenciar entre sí los biomarcadores”, y, por otra parte, determinar más fácilmente su estado hormonal.
El estudio se titula “Hormones and bile acids as biomarkers for the characterization of animal management in prehistoric sheepfold caves: El Mirador case (Sierra de Atapuerca, Burgos, Spain)”. Y se ha publicado en la revista académica Journal of Archaeological Science. (Fuente: UPV/EHU)



