Un partido de fútbol es sinónimo de emociones

Pasión, emoción, alegría e incluso llanto. Son algunas de las emociones más comunes que los aficionados al fútbol sienten. Este hecho, también se extrapola cuando un aficionado realiza una apuesta deportiva, puesto que no solo vive el momento de su equipo, sino también el de la apuesta. Por tanto, el sentimiento es doble. En este artículo explicaremos hasta qué punto emociona un espectáculo deportivo.

Únicamente los aficionados al fútbol pueden entender los sentimientos que se sienten al observar un partido

Los aficionados al fútbol viven cada semana su partido como si fuese el mejor momento que tiene dicha semana. Padres, abuelos, hijos, hermanos, amigos visitan el estadio correspondiente con el objeto de disfrutar de goles y espectáculo por parte de su equipo. Es acceder al torno después de haber aparcado el coche tras unas cuantas vueltas y comenzar a sentir un cosquilleo en la zona del estómago que, sin duda, es el presagio de una gran tarde o noche. Si bien es cierto que muchas veces puede acabar en tragedia, la realidad es que también gracias a las apuestas deportivas, la adrenalina y la emoción que se siente, hace que merezca la pena.

Es lo que les ocurre por ejemplo a los aficionados del Valencia Club de Fútbol. El coliseo de la avenida de Suecia, puerta principal, que también da a la avenida Aragón, sirve como desfile de aficionados que lentamente van copando las gradas del estadio. En ese momento comienzan a observar normalmente el calentamiento del equipo.

Los 11 futbolistas, donde primero salen los porteros y posteriormente el resto de jugadores de campo, empiezan a hacer un breve calentamiento antes del pitido inicial. A continuación llega la llegada al campo, con la clásica banda de música que instauró Paco Roig hace ya varios años. Una vez han pasado las formaciones y protocolos iniciales, el silbato del árbitro da el pistoletazo de salida para las hostilidades. Es el momento ideal de observar en apuestas deportivas cómo está la situación antes de que se desarrolle el encuentro.

Lo mejor de todo, es el gol. Solamente los aficionados al fútbol tienen la capacidad de comprender la liberación de endorfinas que se produce cuando el jugador del equipo favorito anota un gol tras un fantástico remate. Ese sufrimiento en los minutos finales o la indignación por alguna decisión arbitral equivocada, suelen ser el leitmotiv para acudir cada jornada. Y ese final de partido con esa satisfacción de haber ganado los 3 puntos, provoca que rápidamente se consulte con el móvil en qué puesto queda el club tras dicha victoria. La felicidad de ese momento, no tiene precio.

Por ello, cada año y sin ninguna excepción el fútbol aglutina a miles de personas alrededor del televisor, en los campos de fútbol o bares. Es un motor económico sin duda para la ciudad y un punto de referencia para el turismo cada vez más creciente vinculado a los espectáculos deportivos. Así que aficionados y aficionadas al fútbol cada semana sentirán que la temporada que viene volverán a vivir un encuentro mágico. ¿Y qué decir de una final de Champions? Se disputó hace unos días en París entre el Real Madrid y el Liverpool, convirtiéndose en el partido de partidos y por el que las apuestas deportivas están más vivas que nunca.