Psicología
La curiosidad que despierta una pieza musical, ¿factor clave en cuánto nos gusta?
Se han presentado los resultados de un estudio neurocientífico realizado en un festival de música electrónica (Sónar). A través de un experimento en vivo, por primera vez se evaluó la curiosidad despertada por una canción nueva y el impacto que esto tiene en la memoria y en la toma de decisiones de la audiencia.
El Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) de Hospitalet de Llobregat, Barcelona, ha presentado en el Sónar+D los resultados del experimento “Being a Curious Music-Mind”, realizado el pasado año en el mismo festival bajo el marco de propuestas del Ayuntamiento de Hospitalet de Llobregat. Este innovador estudio ha permitido demostrar que la curiosidad que se experimenta al escuchar nuevas piezas musicales puede predecir si nos gastaremos dinero en esa canción, el interés que despierta por conocer más sobre ella, y, si recordaremos la canción con el paso del tiempo (impacto en la memoria).
Alicia Carrera, DJ de la sesión del experimento; Robert Zatorre, neurocientífico del Instituto Neurológico de Montreal en Canadá; y el equipo de neurocientíficos del IDIBELL y la Universidad de Barcelona (UB) liderados por Antoni Rodriguez-Fornells formaron parte de la mesa redonda que tuvo lugar recientemente en el Sónar+D de la Feria de Barcelona. En ella se han expuesto los resultados del primer experimento naturalista en el que a través de una aplicación de teléfono móvil se evaluaba la curiosidad musical que experimentaban 150 personas durante una sesión de música electrónica creada expresamente para la ocasión.
Aparte de la correlación entre la curiosidad musical y la memoria o la toma de decisiones, el experimento ha podido determinar que la curiosidad y el placer que experimentamos escuchando una canción son parámetros altamente relacionados que afectan también al grado de absorción que sentimos. “Al sentir esta combinación de curiosidad y placer por una canción es posible que nos resulte más fácil adentrarnos en la canción y dejarnos llevar”, comenta Gemma Cardona, investigadora del IDIBELL.
Un momento de la presentación pública de los resultados del estudio. (Foto: IDIBELL)
Además, en el estudio también se ha observado que canciones similares no se evalúan igual, aunque personas con perfiles similares sí emiten evaluaciones similares. Es decir, que los factores internos, por ejemplo, la sensibilidad musical, variables personales, experiencias previas con el tipo de género musical, gustos musicales, etcétera, tienen mucho más peso al evaluar una pieza musical que los externos, como estructura específica de una canción.
“La solidez y coherencia de estos resultados nos abren las puertas a ampliar el estudio incluyendo otros estilos musicales y otras poblaciones que corroboren nuestros resultados”, comenta el Dr. Antoni Rodriguez-Fornells, jefe del grupo de investigación en Cognición y Plasticidad Cerebral del IDIBELL, la UB y miembro del Instituto de Neurociencias (UBNeuro). “Conocer cómo el cerebro decodifica la música en una experiencia agradable y gratificante es una cuestión fascinante que podría ser crucial para entender cómo los humanos procesamos estímulos más abstractos, creando sentimientos estéticos, y cómo esto depende de la motivación intrínseca que desarrollan a lo largo de la vida por diferentes formas artísticas”.
Ciencia ciudadana en el Sónar+D
Este ha sido un claro ejemplo de ciencia ciudadana, donde los ciudadanos y ciudadanas han tenido un papel activo en la realización del estudio científico. Durante la primera fase del experimento, que tuvo lugar en el Sónar+D de 2021, los y las participantes se expusieron a piezas musicales inéditas y respondieron a una serie de preguntas a través de sus móviles a lo largo de la sesión que la DJ Alicia Carrera realizó en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y en la Sala Salamandra de Hospitalet de Llobregat. Las preguntas de esta primera fase iban dirigidas a valorar la curiosidad, el placer y la absorción que inducía cada pieza musical. Además, se instaba a los y las participantes a decidir si se gastarían dinero en conocer más sobre esa canción.
En una segunda fase, al día siguiente, las personas participantes respondían un cuestionario de forma individual. Durante el proceso, se escuchaban una serie de piezas musicales y los participantes debían identificar si correspondían a alguna de las piezas que habían sonado el día anterior para valorar su memoria. (Fuente: IDIBELL)