Astronomía
Regiones de nacimiento estelar nunca antes vistas en NGC 3324
La región NGC 3324, situada a unos 7.600 años-luz de distancia de la Tierra, fue catalogada por primera vez por James Dunlop en 1826. Es visible desde el hemisferio sur y está situada en la esquina noroeste de la nebulosa de Carina (NGC 3372), que reside en la constelación de Carina (también conocida en español como constelación de la Quilla). La nebulosa de Carina es el hogar de la nebulosa de la Cerradura así como de la estrella hipergigante, activa e inestable llamada Eta Carinae.
El nuevo telescopio espacial James Webb (de la NASA, la ESA y la CSA) ha revelado ahora, en luz infrarroja, viveros estelares y estrellas individuales nacientes que antes habían estado ocultos en la nebulosa de Carina.
Gracias a la capacidad de las cámaras del Webb para mirar a través del polvo cósmico, el nuevo telescopio espacial ha revelado una faceta nunca antes vista de cómo se forman las estrellas.
Los objetos en las fases más tempranas y rápidas de la formación estelar son difíciles de captar, pero la sensibilidad y la resolución extremas del Webb le permiten documentar estos elusivos eventos.
La imagen muestra estructuras que se asemejan a precipicios entre montañas escarpadas en una noche iluminada por la Luna. En realidad, es el borde de la cavidad gaseosa gigante que está dentro de NGC 3324, y los “picos” más altos en esta imagen tienen una altura aproximada de 58 años-luz. La zona cavernosa ha sido tallada en la nebulosa por la intensa radiación ultravioleta y los vientos estelares de estrellas jóvenes extremadamente grandes y calientes, ubicadas en el centro de la burbuja.
![[Img #66623]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/07_2022/2558_regiones-de-nacimiento-estelar.jpg)
La foto de NGC 3324 muestra detalles nunca antes vistos. (Foto: NASA, ESA, CSA y STScI)
La abrasadora radiación ultravioleta de las estrellas jóvenes está esculpiendo la pared de la nebulosa, erosionándola lentamente. Espectaculares pilares se elevan sobre la pared brillante de gas, resistiendo esta radiación. El “vapor” que parece emerger de las “montañas” celestiales es en realidad gas ionizado caliente y polvo caliente que brotan de la nebulosa debido a la implacable radiación.
Webb pone al descubierto viveros estelares y estrellas individuales nacientes que están completamente ocultos en fotografías en luz visible. Debido a la sensibilidad de Webb a la luz infrarroja, el telescopio puede mirar a través del polvo cósmico para ver estos objetos. Chorros protoestelares, que emergen con claridad en esta imagen, salen disparados de algunas de estas estrellas jóvenes. Las fuentes más jóvenes aparecen como puntos rojos en la región oscura y polvorienta de la nube.
El análisis detallado de estas observaciones de NGC 3324 ofrecerá más información sobre el proceso de formación de las estrellas. En NGC 3324, el nacimiento de las estrellas se propaga y desplaza con el paso del tiempo, desencadenado por la expansión de la cavidad erosionada. A medida que el borde brillante e ionizado se desplaza hacia la nebulosa, es empujado lentamente hacia el gas y el polvo. Si el borde encuentra algún material inestable, la creciente presión desencadenará el colapso del material y formará nuevas estrellas.
A la inversa, este tipo de perturbación también puede impedir la formación de estrellas, ya que el material que las forma se erosiona. Este es un equilibrio muy delicado entre provocar la formación de estrellas y detenerla. (Fuente: NASA)



