Vulcanología
Rasgo inusualmente destructivo en la erupción volcánica de 2021 en la isla de La Palma
La erupción en 2021 de un volcán en La Palma, una de las islas del archipiélago español de las Canarias, fue la erupción volcánica más prolongada y catastrófica de la historia reciente de dicha isla. Más de 1.600 estructuras, incluyendo unos 1.300 edificios residenciales, fueron destruidos o dañados. Las imágenes de la lava fluyendo a través de áreas pobladas que tuvieron que ser evacuadas y llegando finalmente hacia el mar impresionaron al mundo.
Un equipo que incluye, entre otros, a Yves Feisel y Jonathan Castro, ambos de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia en Alemania, ha determinado ahora que una de las razones por las que la destrucción fue tan grande es que la lava expulsada durante la erupción tenía una viscosidad excepcionalmente baja, lo que hizo que fluyera muy rápidamente.
"La viscosidad de la lava fue una de las más bajas observadas para una erupción basáltica", enfatiza Feisel.
"De hecho, a partir de las imágenes de los flujos de lava mostradas en televisión y en internet fue posible ver la velocidad a la que se movía la lava y así deducir su baja viscosidad", explica Feisel.
Basándose en las imágenes filmadas, los investigadores calcularon que, en algunos casos, la velocidad de salida de la lava era superior a diez metros por segundo.
Además, los investigadores pudieron observar en los flujos (coladas) de lava fenómenos que normalmente son más característicos de los fluidos que fluyen de forma turbulenta, como los de masas de agua, por ejemplo.
Expulsión de lava del volcán de La Palma el 18 de noviembre de 2021. (Foto: © Jonathan Castro. CC BY-NC-ND)
Para determinar con mayor precisión la viscosidad de la lava, los investigadores recogieron partículas de ceniza solidificada mientras caían del cielo en La Palma. De vuelta a la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, pudieron determinar la temperatura de la erupción mediante el análisis químico de estas muestras, lo que reveló que el magma debía de estar a una temperatura de entre 1.150 y 1.200 grados centígrados aproximadamente.
También fundieron algunas de las muestras y midieron la viscosidad de la masa fundida resulrante a esas temperaturas. Poco después de que comenzara la erupción, la lava tenía una viscosidad diez veces menor que, por ejemplo, la que tenía la lava descargada por el Kilauea en Hawái en 2018.
Todo apunta a que la causa principal de la gran fluidez de la lava del volcán fue su composición química, en particular su contenido relativamente bajo de sílice y la forma en que e material fundido se cristalizó: Cuando la lava se enfrió, se formaron cristales y esto probablemente ayudó a mantener el bajo contenido de sílice (SiO2) de la lava, lo que le permitió conservar su baja viscosidad durante un período de tiempo más largo.
Estos resultados de la investigación pueden ayudar a mitigar los daños causados por las erupciones volcánicas en el futuro. Siempre es muy difícil predecir cuándo y cómo entrarán en erupción los volcanes. Sin embargo, la información sobre la viscosidad de la lava puede resultar útil, ya que la lava muy fluida como la del volcán de La Palma suele brotar desde diversos lugares, algunos de los cuales pueden variar con el paso del tiempo durante la erupción. Saber que la lava es de baja viscosidad y que fluirá rápidamente puede, entre otras cosas, ayudar a que los modelos integrados de erupción y de terreno pronostiquen mejor el curso y la evolución de las futuras coladas de lava.
El estudio se titula “Eruption of ultralow-viscosity basanite magma at Cumbre Vieja, La Palma, Canary Islands”. Y se ha publicado en la revista académica Nature Communications. (Fuente: NCYT de Amazings)