Evolución humana
Nobel de Medicina por hallazgos sobre la evolución humana
El biólogo Svante Pääbo ha sido galardonado con el Premio Nobel de Medicina 2022 por sus descubrimientos sobre los genomas de los homininos extintos y la evolución humana.
Para los miembros del comité, el biólogo sueco estableció “una disciplina científica completamente nueva, la paleogenómica”. “Al revelar las diferencias genéticas que distinguen a todos los humanos vivos de los homininos extintos, sus descubrimientos proporcionan la base para explorar lo que nos hace humanos”, destacaron durante el anuncio.
Pääbo logró algo aparentemente imposible: secuenciar el genoma neandertal, un pariente extinto de los humanos actuales. Previamente, también había descubierto un homínido desconocido, al que denominó denisovano, a partir de datos del genoma recuperado de una muestra de hueso de un dedo pequeño.
Cristian Crespo, antropólogo, docente universitario y subsecretario de Innovación y Desarrollo Tecnológico de Tierra del Fuego en Argentina, remarcó, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM, la trayectoria y descubrimientos del Pääbo, quien fundó y dirige el Laboratorio de Genética Evolutiva del Instituto Max Planck en Alemania, una de las entidades más prestigiosas del mundo en la materia.
“Su trabajo se centra, desde fines de los años 80, en la extracción, tipificación y análisis de ADN antiguo, procedente de restos esqueletales de distintas poblaciones y temporalidades. La importancia de sus descubrimientos ha contribuido a cuestionar el paradigma dominante de la paleoantropología hasta el momento”, destacó.
En ese sentido, Crespo consideró que la evidencia de hibridación descubierta por Pääbo y sus colaboradores estaría indicando no solo que, posiblemente, no había fuertes barreras biológicas para la reproducción entre miembros de distintas especies Homo, sino que también pone en duda la definición de especie, por lo menos para neandertales y denisovanos.
Svante Pääbo. (Foto: Karsten Möbius)
Para Crespo, la paleogenómica es “una revolución, no solo en el estudio de la evolución humana, sino también en el análisis de la diversidad biológica de tiempos muy antiguos”. “Las técnicas de ADN antiguo, hoy por hoy, nos permiten estudiar especies de plantas, animales, bacterias y cualquier otro organismo que haya estado vivo y compararlo con los actuales. Es un poco como 'volver al pasado', una línea de investigación que complementa y enriquece las líneas clásicas y establecidas para estudiar la evolución de distintas especies”, resaltó.
Asimismo, destacó la contribución de esta nueva disciplina a la antropología biológica, al considerar que permite repensar el concepto de especie en la historia evolutiva y volver a evaluar los modelos de evolución humana que se propusieron durante todo el siglo XX.
“Muchos de los datos genómicos obtenidos sirven de material para deconstruir categorías muy discutidas y dejar de pensar lo 'humano' como algo estanco, reconociendo y poniendo en manifiesto el dinamismo de nuestra historia evolutiva y la complejidad de la misma”, sostuvo.
Cuenta Crespo que los análisis de ADN neandertal arrojaron varios resultados novedosos y que difícilmente pueden obtenerse con otra línea de evidencia. “Para empezar, se comprobó que se puede recuperar ADN bien conservado a partir de restos esqueletales de miles de años. Y, además, se pudo establecer la hibridación entre Sapiens y neandertales; al parecer, ocurrió entre una mujer Sapiens y un hombre neandertal”, profundizó el investigador.
Las investigaciones del ahora Nobel de Medicina también permitieron saber que aproximadamente entre el 1 y el 2 por ciento del genoma de poblaciones actuales de origen europeo podría ser de origen neandertal, y que entre un 4 y un 6 por ciento de ADN denisovano se encuentra presente en el genoma de poblaciones de Melanesia.
“En suma, cada nuevo análisis de paleogenómica a los nuevos restos aporta siempre resultados novedosos, que permiten arrojar luz no solo a la evolución del Homo sapiens, sino, también, a diferentes representantes de nuestro género, permitiendo develar con más claridad nuestra historia evolutiva”, concluyó. (Fuente: Marianela Ríos (Agencia CTyS- UNLaM))