Energía solar
La tecnología detrás de las placas solares: lo que debes saber
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Las instalaciones solares de autoconsumo permiten la producción de electricidad a partir de paneles solares fotovoltaicos en el contexto del hogar. Estos tienen la capacidad de transformar la luz solar en corriente eléctrica continua que, a través de un inversor pasa a convertirse en corriente alterna y, por lo tanto, pasa a ser accesible a las viviendas.
Más allá de estos componentes esenciales (paneles, inversor y baterías) existen otros recursos que condicionan el rendimiento de la instalación y que cubren diferentes funciones. Algunos de los más importantes son el cableado, los dispositivos optimizadores o los anclajes. Además de la mecánica o el proceso de generación de energía solar, la efectividad de la instalación para autoconsumo y su rendimiento global dependen también de un proceso de planificación efectivo y de la habilitación de recursos o la integración de complementos que multiplican su potencial.
Una instalación solar para autoconsumo bien realizada puede tener una vida útil de entre 25 y 30 años. No obstante, es importante mantener cierta supervisión y, en el caso de que se registre una disminución del 10% o más en su rendimiento, se lleve a cabo una inspección técnica a fondo y se sometan a revisión o reparación aquellos equipos o dispositivos que lo requieran.
La presencia de un equipo especializado se torna fundamental para valorar la viabilidad del proyecto y detectar las oportunidades de eficiencia y mejora a largo plazo. Lo más aconsejable es recurrir a una empresa del segmento de confianza como EDP Solar y recibir asesoramiento adaptado. Sólo un profesional capacitado puede medir y tener en cuenta todos los factores técnicos así como los recursos tecnológicos más apropiados para que la instalación redunde en una larga vida útil y en el máximo ahorro económico a largo plazo.
A la hora de iniciar un proyecto de instalación puede optarse por dos modelos de autoconsumo. Por un lado, es posible habilitar la conexión a la red eléctrica, lo cual puede proporcionar algunas garantías en caso de que se produzca una avería. Por otro, se puede recurrir a las instalaciones de autoconsumo aisladas. Éstas pueden operar sin necesidad de contar un respaldo aunque en ocasiones pueden hacerse acompañadas de un grupo electrógeno.
La alternativa más recomendable, al menos durante los primeros años, es la que posee conexión a la red eléctrica. Uno de los motivos de su popularidad reside en que las opciones aisladas tienden a requerir de inversiones superiores por lo que suelen quedar relegadas a aquellos entornos geográficos en los que no hay accesibilidad a la red de suministro o ésta es deficiente.
Tipos de instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo
Las instalaciones que cuentan con respaldo de la red eléctrica están configuradas para ofrecer respuesta a parte del consumo eléctrico y, de este modo, minimizar parcialmente los gastos de la factura de la luz.
Instalaciones de autoconsumo directo
A partir de este modelo se consume la electricidad que es producida por la instalación solar de autoconsumo. Además, en caso de que existan excedentes, éstos son vertidos a la red. En el caso contrario, es decir, que la instalación genere menos energía de la que se requiere, es posible acceder a la red eléctrica.
Las instalaciones de autoconsumo directo permiten minimizar hasta un 50% en las facturas de la luz.
Autoconsumo con baterías o sistemas de acumulación
En esta modalidad se consume de forma directa la energía generada por las placas solares. En caso de que se produzcan excedentes, en este caso no irían a parar a la red eléctrica, sino que se almacenaría en baterías para cubrir necesidades futuras. Como resultado, el consumo se produce mayoritariamente de la energía solar y, por lo tanto, las posibilidades de ahorro se incrementan hasta el punto de alcanzar una cuota de reducción del 80%.
En este tipo de instalaciones también existe la posibilidad de destinar el consumo a la red eléctrica para, como contrapartida, percibir un beneficio económico de entre 0.05€ y 0.06€ en caso de que la instalación cumpla los requisitos exigidos.
También cabe la posibilidad de instalar un inversor híbrido y adquirir una batería con posterioridad, aunque en estos casos el precio se incrementa considerablemente.
Instalaciones de autoconsumo aisladas
En estos casos, la presencia de baterías resulta fundamental porque no cuentan con ningún tipo de conexión física con la red eléctrica de distribución general. Aunque existen diferentes formas de afrontar este tipo de instalaciones, una de las más asequibles es la de bombeo solar. Se basa en el bombeo de agua con energía solar mediante placas fotovoltaicas y un convertidor que utilice la energía acumulada para autoconsumo.
Tomar una buena decisión de compra a la hora de seleccionar las baterías es imprescindible, y deben tenerse en cuenta factores como la profundidad de descarga máxima, el consumo eléctrico al que se incurre a diario dentro del hogar y su grado de autonomía expresado en días totales.



