Paleoantropología
Hallan el genoma humano más antiguo del sur de la península Ibérica
Un nuevo estudio paleogenómico aporta información de un individuo de hace 23.000 años que habitó uno de los lugares más cálidos de Europa durante el momento más frio de la Edad del Hielo y es fundamental para intentar reconstruir someramente la historia genética de la población humana de Europa.
El estudio es obra de un equipo internacional de investigadores, entre quienes se encuentran expertos de la Universidad de Cádiz (UCA) en España.
Los autores del estudio han analizado el ADN antiguo de humanos procedentes de varios yacimientos arqueológicos de Andalucía. Entre los análisis, figura el del genoma más antiguo del sur de Iberia procedente de la Cueva del Malalmuerzo (Granada), así como genomas de los primeros agricultores de hace entre 7.000 y 5.000 años, de otros yacimientos como la Cueva de Ardales (Málaga).
La península Ibérica juega un muy papel específico e importante en la reconstrucción de la historia de las poblaciones humanas, como demuestran distintas investigaciones realizadas a lo largo de los últimos años por distintos científicos de la Universidad de Cádiz. Su ubicación en el suroeste de Europa hace que este territorio actúe como un callejón sin salida de Eurasia (la zona geográfica sobre la placa tectónica euroasiática, que se extiende desde España hasta China) y, por ello, se ha considerado tanto sumidero como fuente de movimientos poblacionales tras las drásticas contracciones y expansiones que sufrieron las poblaciones paleolíticas antes y después de la Última Edad de Hielo. Tanto es así, que estudios previos centrados en datos genómicos de cazadores-recolectores de Iberia de hace 13.000 a 8.000 años de antigüedad ya evidenciaron la supervivencia y el legado de un linaje paleolítico mucho más antiguo que en otras partes de Europa donde fue reemplazado.
![[Img #68024]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/03_2023/6623_hallan-el-genoma-humano-mas-antiguo.jpg)
Vista general de la Cueva de Malalmuerzo. (Foto: © Pedro Cantalejo)
La supervivencia del ADN de organismos antiguos está limitada por el tiempo y el clima, lo que hace que la recuperación de ADN de climas cálidos y secos sea un gran desafío. Andalucía, en el sur de la actual España, tiene condiciones climáticas similares a las reinantes en regiones del norte de África, cuyo récord de antigüedad en la recuperación de ADN antiguo procede de humanos de hace 14.000 años, de un yacimiento dentro de una cueva situada en Marruecos. Este nuevo estudio, no solo aporta nuevos datos de regiones donde la recuperación de ADN es complicada, sino que también llena vacíos temporales y regionales críticos en el estudio de las poblaciones humanas del Paleolítico. Estos nuevos datos han permitido a los investigadores explorar el papel del sur de Iberia como refugio para las poblaciones de la Edad de Hielo y también estudiar los posibles contactos a través del Estrecho de Gibraltar durante la última Edad de Hielo, cuando los niveles del mar eran mucho más bajos que en la actualidad.
La ascendencia genética de los individuos anteriores al Último Máximo Glacial (el periodo más frío dentro de la Edad del Hielo) del centro y sur de Europa difiere genéticamente de la de aquellos individuos que habitaron Europa central después de la Edad de Hielo. Sin embargo, se desconocía el panorama genético en Europa occidental, debido a la falta de datos genómicos de individuos que habitaron esta región durante el Último Máximo Glacial. El individuo de hace 23.000 años de la Cueva del Malalmuerzo aporta información nueva y reveladora sobre cómo eran las poblaciones humanas en una época en que gran parte de Europa estaba cubierta por enormes capas de hielo. El estudio describe un vínculo genético directo entre un individuo belga de 35.000 años y el nuevo genoma de Malalmuerzo. “La calidad de nuestros datos nos ha permitido encontrar conexiones muy antiguas con uno de los primeros linajes genéticos que se asentaron en Eurasia hace 45.000 años, que se vinculaban con el individuo de hace 35.000 años de Bélgica y ahora se extienden al individuo de 23.000 años del sur de Iberia”, como explica Vanessa Villalba-Mouco, investigadora del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y primera autora del estudio.
El individuo de la cueva del Malalmuerzo no solo vincula la ascendencia europea occidental con los primeros momentos de su ocupación, sino también con cazadores-recolectores en Francia e Iberia que vivieron mucho después de la Última Edad de Hielo. El genoma de Malalmuerzo, por tanto, apoya el papel de la península Ibérica como el principal refugio de las poblaciones humanas paleolíticas durante la última Edad del Hielo, a partir de la cual los humanos volvieron a expandirse después de que las capas de hielo se retiraran hacia el norte. “Con Malalmuerzo en el lugar y momento correctos, encontramos la prueba irrefutable para considerar a Iberia como el refugio principal de grupos paleolíticos durante de la Edad de Hielo. Esta continuidad genética tan prolongada en el tiempo es excepcional, especialmente porque el linaje genético que estaba presente antes y durante la Edad de Hielo en la península Ibérica ya había sido reemplazado en otras partes de Europa en este momento”, agrega Wolfgang Haak, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, coautor del estudio.
Por el contrario, a pesar de tan solo una distancia de 13 kilómetros a través del mar Mediterráneo entre el sur ibérico y el norte de África, y la presencia de paralelos en el registro arqueológico, los autores de este trabajo no encuentran conexiones genéticas directas. “No encontramos indicios de ascendencia norteafricana en el individuo de Malalmuerzo, o viceversa, ascendencia del Paleolítico del Sur de Iberia en los individuos de 14.000 años de antigüedad de la cueva de Taforalt en Marruecos”, como añade Vanessa Villalba-Mouco.
En el estudio también han sido investigados individuos mucho más recientes que datan del Neolítico, época en la que se desarrolló la agricultura y la ganadería en Europa. Los individuos neolíticos de Andalucía tienen la ascendencia característica de los grupos neolíticos de Anatolia, lo que indica que estos primeros grupos agrícolas se expandieron a lo largo de grandes distancias geográficas. “Sin embargo, los individuos del Neolítico del Sur de Iberia tienen una mayor ascendencia de tipo cazador-recolector, lo que sugiere una interacción mucho más estrecha entre los últimos cazadores-recolectores y los primeros agricultores en el Sur de Iberia que en otras regiones”, en palabras de José Ramos-Muñoz, catedrático de la Universidad de Cádiz y coautor del estudio. “Sorprendentemente, todavía es posible rastrear el legado genético del Paleolítico en los primeros agricultores del Sur de Iberia, lo que sugiere una mezcla local entre dos grupos de población con diferentes estilos de vida”, concluye Gerd C. Weniger, de la Universidad de Colonia en Alemania y también coautor de esta publicación.
El estudio se titula “A 23,000-year-old southern-Iberian individual links human groups that lived in Western Europe before and after the Last Glacial Maximum”. Y se ha publicado en la revista académica Nature Ecology and Evolution. (Fuente: UCA)



