Energía solar
Comunidades energéticas con fotovoltaica
Las instalaciones de fotovoltaica se han convertido en la alternativa para obtener energía a un coste razonable. Sin embargo, muchos de los ciudadanos de nuestro país no disponemos de un tejado propio y, por ende, de la posibilidad de instalar paneles solares por nuestra cuenta. En estas circunstancias es cuando podemos adherirnos a una comunidad energética. Pero ¿qué es una comunidad energética?
¿Qué es una comunidad energética fotovoltaica?
Según la definición que se da a la comunidad energética, es una entidad con personalidad jurídica propia, cuyo objetivo es generar, gestionar, almacenar o consumir energía. Por ello, cuando hablamos de una comunidad energética de fotovoltaica, nos referimos a una asociación de personas, empresas y/o entidades públicas que basan en la fotovoltaica la gestión energética, en beneficio de sus socios.
Lo que caracteriza a una comunidad energética con fotovoltaica es la unión de diferentes personas y/o entidades, tanto públicas como privadas, que se concentran en un territorio relativamente pequeño, por ejemplo, un pueblo, un barrio o un polígono industrial. Esta unión se produce para construir una instalación fotovoltaica y explotarla pare beneficio de sus socios.
La comunidad energética genera electricidad con las placas solares y se distribuye a los socios para su consumo. Aunque el fin de la comunidad no sea la venta de electricidad para ganar dinero, en los momentos en que la generación supera al consumo, sí se cede a la red, a cambio de su compensación u otro mecanismo.
Sin embargo, lo importante en una comunidad energética es fomentar la generación distribuida, generar beneficios ambientales al reducir el consumo de electricidad con origen fósil. Además, se consigue el empoderamiento del ciudadano y la disminución de la dependencia de las grandes empresas energéticas.
¿Cuáles son las actividades de una comunidad energética?
Aunque las comunidades energéticas más potenciadas son aquellas que unen a vecinos de una población para que se generen su propia electricidad, hay otro tipo de actividades que pueden desarrollar este tipo de asociaciones.
- La generación de energía, eléctrica o térmica, que proceda de fuentes renovables.
- La prestación de servicios relacionados con la eficiencia energética, como la mejora energética en la renovación de edificios.
- El suministro, consumo, almacenamiento y/o la distribución de energía en sus proximidades.
- La prestación de servicios de recarga de vehículos eléctricos u otros servicios energéticos.
Las comunidades energéticas y su marco legal
Las comunidades energéticas, entre ellas las fotovoltaicas, tienen su base y origen en la normativa europea. Desde ella, se marcan los conceptos que dan origen a este tipo de comunidades.
- La Directiva UE 2019 / 944, sobre normas comunes para el mercado interior de la electricidad, en su artículo 16, establece el concepto de Comunidad Ciudadana de Energía, CCE.
- La Directiva UE 2018 / 2001, fomento uso de energía procedente de fuentes renovables, en su artículo 22, marca lo que se entiende por Comunidad de Energía Renovable, CER.
Estos dos conceptos se trasladan a cada país en sus propias leyes o decretos. Así, en España se transcriben en el Real Decreto Ley 23/2020, por el que se aprueban las medidas en materia de energía y en otros ámbitos para la reactivación económica. En esta normativa se establece la definición de las Comunidades Energéticas Renovables, como entidades en el ámbito jurídico, que se basan en la participación voluntaria y abierta, que son autónomas y controladas por sus socios. Además, deben ser cercanas a los centros de producción, almacenamiento o distribución, con el fin de que cumplan el criterio de generación de proximidad. Por otro lado, el fin principal de las comunidades es proporcionar beneficios medioambientales, sociales y económicos a sus miembros, en lugar de ganancias financieras.
Diferencias entre autoconsumo compartido y comunidad energética
Aunque en un principio puede parecer que se asemejen ambos tipos de asociaciones energéticas, tienen sus diferencias. Por una parte, el autoconsumo compartido se centra en vecinos, bien particulares o bien empresas, que realizan una instalación fotovoltaica común para el autoconsumo de dichos vecinos o los servicios comunes. Por ejemplo, los vecinos de un edificio de viviendas, o varias empresas o comercios que comparten una nave industrial o centro comercial. En vez de realizar varias instalaciones individuales, realizan el montaje de placas solares comunes y luego realizan el consumo eléctrico a través de diversos contadores eléctricos.
En cambio, en una comunidad energética pueden unirse vecinos de diferentes edificios, y estos pueden ser particulares, comercios, empresas e incluso entidades públicas. Es por ello que una comunidad energética fotovoltaica es más amplia y puede abarcar a una pequeña población, a un barrio de una ciudad, a varias empresas de un polígono industrial, o incluso a un mix de ellos que por cercanía pueden compartir los servicios de la comunidad energética.
Otra gran diferencia entre ambas es el medio o trabajo de las mismas. En un autoconsumo compartido, básicamente, se unen los participantes para realizar una instalación fotovoltaica que genere la electricidad que necesitan. Sin embargo, una comunidad energética puede desarrollar diferentes actividades y que abarquen únicamente una parte. Por ejemplo, solo la generación, o la distribución, etc.
Beneficios de las Comunidades Energéticas
Las comunidades energéticas aportan diferentes ventajas a sus miembros y a la sociedad, entre ellas podemos destacar las siguientes:
- Beneficios sociales: mediante la creación de empleo local, fomentando la cohesión e igualdad social.
- Control ciudadano de la energía: mediante la toma de decisiones en la gestión de las comunidades energéticas y la energía que gestionan.
- Acceso a recursos energéticos: mediante la comunidad energética, los ciudadanos tienen un acceso fácil y justo a recursos energéticos de proximidad, beneficiándose de las inversiones que se realizan en ellos.
- Beneficios ambientales: al reducir la energía basada en combustibles fósiles.
- Beneficio económico local: las comunidades generan ingresos que permanecen en la propia comunidad local, favoreciendo el aumento del desarrollo de energías renovables locales.
- Aumento de las energías renovables: las comunidades facilitan de integración de las energías renovables, en especial de la fotovoltaica, en el sistema a través de la gestión de la demanda de sus miembros.
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