Astronáutica
De las constelaciones de satélites a los enjambres
Una nueva estrategia de diseño de satélites científicos va más allá de la de los satélites de comunicaciones que operan en grupo. En estos grupos, conocidos como constelaciones, la coordinación se realiza desde la Tierra y se limita básicamente a gestionar la posición de cada satélite para asegurar la cobertura en una zona más amplia que la que podría cubrir cada uno de ellos por sí solo.
El equipo de Butler Hine, del Centro Ames de Investigación de la NASA en Estados Unidos, está desarrollando enjambres de satélites, que son grupos de naves espaciales que trabajan juntas como una unidad, sin ser gestionadas individualmente desde la Tierra por los controladores de la misión. La capacidad de un enjambre para funcionar de forma autónoma hará posibles aplicaciones científicas que de otro modo resultarían imposibles.
El Centro Ames de Investigación de la NASA ha sido pionero en tecnologías de enjambre para naves espaciales y también en los CubeSats, satélites de tamaño muy reducido.
Este verano, la ciencia de los enjambres alcanzará un hito importante cuando la NASA lance al espacio la misión Starling. En ella se probarán tecnologías que permiten a cuatro naves espaciales operar de forma coordinada sin recibir ayuda desde la Tierra.
Los resultados de los experimentos de Starling serán de gran interés para un equipo del Centro Ames que en estos momentos prepara una futura misión espacial para estudiar el Sol mediante un enjambre de naves espaciales.
La misión Starling de la NASA probará nuevas tecnologías de navegación autónoma en enjambre en cuatro CubeSats en órbita terrestre baja. La ilustración es una recreación artística de los cuatro CubeSats en órbita. (Imagen: Blue Canyon Technologies / NASA)
Un enjambre no debe confundirse con una constelación, aunque ambos se refieren a un grupo de naves espaciales que trabajan hacia un objetivo común. El control individual de cada una de las naves de un grupo desde la Tierra es lo típico en una constelación.
Por el contrario, un enjambre no se basa en ese control desde la Tierra de cada nave por separado. Las naves espaciales de un enjambre saben cómo comunicarse entre ellas, cómo controlar y mantener la separación física precisa entre ellas, y cómo maniobrar para llegar a donde cada una necesita estar. Serán capaces de recoger datos en grupo, decidiendo qué miembro del equipo está mejor situado para realizar la medición óptima y cuál debe transmitir esos datos a la Tierra. Esto simplifica enormemente el trabajo de los controladores en la Tierra, que de otro modo tendrían que dar órdenes a cada nave espacial para cumplir los objetivos científicos de una misión. (Fuente: NCYT de Amazings)