Psicología
Desmitificando los detectores de mentiras: La ciencia detrás de la verdad
Los detectores de mentiras han sido durante mucho tiempo una herramienta fascinante y controvertida en el ámbito de la investigación criminal y las pruebas de testimonio. Estos dispositivos, también conocidos como polígrafos, se han utilizado para intentar descubrir la verdad en casos judiciales y en situaciones en las que se requiere determinar la veracidad de un testimonio. Vamos a examinar su funcionamiento y a analizar su eficacia científica.
Los detectores de mentiras se basan en la idea de que los signos fisiológicos, como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la actividad respiratoria y la conductancia de la piel, pueden indicar si una persona está mintiendo o diciendo la verdad. Estos dispositivos registran y analizan estos signos fisiológicos mientras se realizan una serie de preguntas al sujeto.
El proceso de detección de mentiras implica la colocación de sensores en diferentes partes del cuerpo del sujeto, que registran los cambios en las respuestas fisiológicas durante el cuestionamiento. Estas respuestas se comparan y analizan para determinar si hay variaciones significativas asociadas con las preguntas consideradas engañosas o veraces.
Sin embargo, a pesar de su popularidad y uso extendido, los detectores de mentiras han sido objeto de críticas y debates en el campo de la ciencia. Varios estudios científicos han cuestionado su eficacia y precisión para detectar mentiras de manera confiable. Se ha argumentado que factores como la ansiedad, el estrés o el miedo pueden influir en las respuestas fisiológicas, lo que dificulta una interpretación clara de los resultados.
(Foto: Agence de presse Meurisse/Wikimedia Commons)
Además, el hecho de que los detectores de mentiras se basen en la suposición de que ciertos cambios fisiológicos son exclusivos de la mentira ha sido objeto de discusión. La falta de una respuesta fisiológica específica y universalmente reconocida para la mentira ha llevado a que los resultados obtenidos por los detectores de mentiras sean considerados con precaución y no se consideren pruebas concluyentes en un tribunal de justicia.
Es importante destacar que muchos expertos en el campo de la psicología y la neurociencia consideran que los detectores de mentiras no son un método confiable para determinar la veracidad de una declaración. En cambio, abogan por el uso de técnicas más sólidas y basadas en la evidencia, como el análisis de la credibilidad del testimonio, la observación del comportamiento y la corroboración de los hechos.