Neurología
¿Cuánto tarda en llegar una señal táctil a nuestro cerebro?
La sensación del tacto es una de las más importantes para los humanos. Nos permite interactuar con nuestro entorno y aprender sobre el mundo que nos rodea. Cuando tocamos algo, nuestro cerebro recibe una señal que le permite interpretar la sensación.
La señal táctil viaja a través de los nervios de la piel hasta la médula espinal. Desde la médula espinal, la señal viaja al tálamo, una estructura en el cerebro que está encargada de recibir y procesar información sensorial. El tálamo luego envía la señal a la corteza somatosensorial, una parte del cerebro que está especializada en procesar información del tacto.
La corteza somatosensorial se encuentra en la parte posterior del cerebro. Está dividida en áreas diferentes, cada una de las cuales es responsable de procesar información del tacto de diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo, la parte de la corteza somatosensorial que es responsable de procesar información del tacto de la mano está ubicada cerca de la parte de la corteza somatosensorial que es responsable de procesar información del tacto de la cara.
La corteza somatosensorial es una estructura compleja que está constantemente procesando información del tacto. Esta información se utiliza para crear nuestra percepción del mundo que nos rodea. Por ejemplo, cuando tocamos algo caliente, la corteza somatosensorial envía una señal al cerebro que nos permite sentir el calor. Esta señal también nos permite retirar la mano del objeto caliente para evitar que nos quememos.
El tiempo que tarda en llegar una señal táctil al cerebro depende de la ubicación del estímulo. Las señales táctiles que provienen de la piel de la mano tardan aproximadamente 15 milisegundos en llegar al cerebro. Las señales táctiles que provienen de la piel de la cara tardan aproximadamente 20 milisegundos en llegar al cerebro.
El tiempo que tarda en llegar una señal táctil al cerebro es importante porque determina cuánto tiempo tardamos en reaccionar a un estímulo táctil. Por ejemplo, si tocamos algo caliente, necesitamos poder retirar la mano del objeto antes de que nos quememos. El tiempo que tarda en llegar una señal táctil al cerebro nos permite hacer esto.