Vulcanología
La amenaza de los volcanes menos conocidos de la Tierra
El Vesubio, el Etna, el Stromboli… Los volcanes más famosos son los que más miedo nos inspiran. Sin embargo, deberíamos temer igual o más a los menos famosos… Dos de cada tres volcanes activos de la Tierra son muy poco conocidos. La información que se posee sobre ellos es escasa. ¿Cómo predecir entonces sus erupciones?
Para averiguar el grado de riesgo de erupción de un volcán, los científicos necesitan información sobre su estructura interna. Sin embargo, recopilar estos datos puede llevar varios años de trabajo de campo, análisis y seguimiento, lo que explica por qué solo el 30% del millar y medio aproximado de volcanes activos del mundo están bien documentados en la actualidad.
Oliver Higgins y Luca Caricchi, ambos de la Universidad de Ginebra en Suiza, han llegado a la conclusión de que, mediante tres parámetros que son fáciles de medir, es viable obtener rápidamente información valiosa sobre la estructura de esos volcanes poco conocidos. A partir de esta información, pueden hacerse pronósticos razonablemente fiables sobre su nivel de riesgo de erupción.
Los tres parámetros son: la altura del volcán; el grosor de la capa pétrea que ejerce de barrera de separación entre la superficie y el depósito de magma del volcán; y la composición química promedio del magma liberado a lo largo de su historia eruptiva.
El primer parámetro puede determinarse mediante observaciones por satélite, el segundo mediante análisis químico de minerales (cristales) en las rocas volcánicas, y el tercero mediante toma directa de muestras sobre el terreno.
![[Img #69656]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/09_2023/2876_la-amenaza-de-los-volcanes-menos-conocidos.jpg)
Uno de los volcanes estudiados por Higgins y Caricchi. (Foto: © Oliver Higgins)
En general, los volcanes más altos producen las mayores erupciones durante su vida. En otras palabras, pueden expulsar una mayor cantidad de magma en una sola erupción.
Cuanto más fina es la corteza terrestre bajo el volcán, más cerca está su depósito de magma de la superficie y más maduro térmicamente está el volcán. Cuando el magma asciende desde la profundidad de su depósito, tiende a enfriarse y solidificarse, lo que detiene su ascenso. Si la distancia a recorrer es poca, el enfriamiento puede resultar insuficiente. Además, cuando el suministro de magma es grande, este conserva mejor su temperatura, se acumula en el depósito que alimentará una futura erupción y "corroe" la corteza terrestre.
La composición química del magma que ya ha entrado en erupción es un indicador de su explosividad. Unos niveles elevados de sílice, por ejemplo, indican que el volcán se alimenta de grandes cantidades de magma. En este caso, existe un mayor riesgo de que se produzca una gran erupción explosiva en ese volcán.
En conjunto, los tres parámetros identificados por Higgins y Caricchi producen una "instantánea" de la estructura interna de un volcán. Permiten una primera evaluación de la peligrosidad de volcanes poco estudiados, sin necesidad de grandes recursos técnicos y financieros. Este método puede utilizarse para identificar los volcanes activos que tienen más probabilidades de producir una erupción a gran escala y que requieren una mayor vigilancia.
El estudio se titula “Eruptive dynamics reflect crustal structure and mantle productivity beneath volcanoes”. Y se ha publicado en la revista académica Geology. (Fuente: NCYT de Amazings)



