¿Necesita mi hijo ir al psicólogo?

Si hay una etapa compleja en la evolución de la persona esa es, sin duda, la adolescencia. Un momento de transformación física, mental y emocional delicado, que requiere de la máxima atención por parte de padres y educadores.

La rebeldía, los cambios de estado de ánimo y el comportamiento gregario caracterizan a los adolescentes, lo que te hace más difícil saber si todo transcurre con normalidad o es conveniente pedir ayuda a los profesionales. Te proporcionamos algunas claves para que puedas decidir si tu hijo adolescente necesita ir a un psicólogo infantil en Granada.

El papel del psicólogo infantil en la adolescencia

Afortunadamente, cada vez se habla con más normalidad de la salud mental. Aunque queda camino que recorrer, el hecho de reconocer que necesitas el apoyo de un psicólogo ya no se considera un tabú social.

Aún así, queremos comenzar recordándote que no hace falta sufrir algún tipo de disfunción emocional para acudir a terapia. Un dato más significativo si cabe, cuando hablamos de la adolescencia. Estos son algunos de los beneficios de la terapia en adolescentes:

• Les proporciona herramientas para gestionar sus emociones. Hoy sabemos que la gestión emocional es esencial para el equilibrio mental y el desarrollo de cualquier persona. Pero, aún lo es más en la adolescencia, cuando los niveles de frustración, ansiedad o depresión son muy elevados, precisamente, porque están descubriendo una nueva realidad.
• Les ayuda a desarrollar sus habilidades sociales, de manera que se profundiza en su autonomía. Y, sobre todo, pueden distanciarse de esas conductas gregarias que tanto pueden dañarles.
• En la consulta de un psicólogo infantil, tu hijo adolescente aprende técnicas para mejorar su capacidad de atención y de concentración, muy útiles para sus estudios.

¿Cuándo llevar a un adolescente al psicólogo?

Cómo ves, puedes utilizar el apoyo psicológico para ayudar a tu hijo a transitar con mayor tranquilidad por la adolescencia. Pero, sabemos que tu preocupación es otra. El temor a dejar a tu hijo sin una ayuda que necesita porque, realmente, está sufriendo un problema.

Estas indicaciones te serán útiles para detectar si es el momento de llevar a un adolescente al psicólogo. Ten en cuenta, además, que es importante que estas alertas no sean puntuales, si no que sean una seña de identidad constante del comportamiento de tu hijo:

1. Un bajón en el rendimiento académico

No hace falta que tu hijo haya sido el alumno perfecto hasta ese momento. De lo que se trata es de apreciar un deterioro significativo de sus notas. Incluso, no es necesario que empeoren las calificaciones. Si hay avisos de los profesores sobre un cambio en su conducta en clase o su falta de interés y atención, es recomendable que vaya al psicólogo.

2. Alteraciones en la alimentación o en el sueño

Aunque hemos agrupado estos indicios en el mismo apartado, porque son señales físicas fácilmente comprobables, el tema de la comida merece un capítulo a parte. Y es que, los transtornos alimentarios cada vez son más frecuentes y a edades más tempranas. Esa obsesión por responder a un modelo de belleza rígido y uniforme, amplificado por el uso de redes sociales, es un asunto muy grave en la adolescencia.

Respecto al sueño, te debe alertar tanto en extremo, el exceso de somnolencia, como en el otro, insomnio y dificultades para dormir. Los psicólogos sabemos por experiencia que la noche es un momento delicado, cuando nos quedamos solos con nuestros pensamientos. Por eso, se agudiza la ansiedad o la tristeza al irnos a la cama.

3. Aislamiento social

Una de las características de la adolescencia, como hemos señalado, es el comportamiento gregario. Los jóvenes se identifican con sus iguales como paso previo para encontrar su espacio propio. Si tu hijo no sale, no tiene amigos, no se relaciona con otros adolescentes, hay algo que no va bien.

4. Hiperactividad física extrema

Hay niños más activos que otros, eso lo sabes tú mejor que nadie respecto a tus hijos. Y puede haber cambios de cómo se comportaban en la infancia a lo que hacen en la adolescencia. Pero, en lo que ponemos el foco es en el exceso. Ninguna actitud extrema es  positiva. En el caso de la hiperactividad puede ser un mecanismo de defensa para no pensar, no afrontar un problema con la excusa del cansancio. Y, también, puede ser una manifestación de esa disociación de la propia imagen que lleva a los trastornos de la alimentación.

5. Conducta agresiva o pasiva

De nuevo, la clave está en la intensidad. Que las discusiones sean más frecuentes y más intensas con tus hijos en la adolescencia, entra dentro de lo esperado. Pero, nunca se puede considerar “normal” la agresividad, en casa, en el instituto o con los amigos.

Y, finalmente, la pasividad absoluta tampoco es una buena señal. Una cosa es que tu hijo muestre cierto distanciamiento, porque está buscando su espacio propio. Otra muy distinta que deje de interesarse por lo que pasa a su alrededor.

Estos criterios te resultarán de ayuda para valorar si es el momento de llevar a tu hijo adolescente a terapia. En cualquier caso, si necesitas un psicólogo en Granada, no dudes en consultarnos. Siempre recibirá una respuesta personalizada.