Geofísica
Estudiando la relación entre terremotos convencionales y temblores profundos
La Tierra es sacudida a menudo por terremotos fuertes que son registrados por numerosas estaciones sísmicas diseminadas por el mundo. Menos conocidos son los temblores de una clase que es menos peligrosa ya que ocurren a mayor profundidad que los terremotos dañinos que sacuden la superficie. Esos temblores profundos se conocen sólo desde hace varios años, y aún es poco lo que se ha averiguado sobre ellos.
La relación entre estos temblores profundos y los terremotos convencionales podría brindar pistas sobre los terremotos que se desencadenan a menor profundidad, los cuales son más destructivos.
Unos geofísicos del Instituto Tecnológico de Karlsruhe (KIT), en Alemania, recopilaron datos sísmicos de temblores profundos en California. Estos datos ahora están siendo analizados para comprender mejor este nuevo fenómeno sísmico.
A diferencia de los terremotos convencionales, los temblores profundos generan sacudidas bastante débiles en la superficie. Aunque los temblores profundos pueden durar más tiempo que los terremotos, no generan directamente peligro alguno. Los terremotos y los temblores profundos tienen una misma causa. Son un resultado del movimiento relativo en las superficies de las fallas, el cual es generado por el movimiento de las placas tectónicas. Aunque los terremotos en zonas como la de California investigada por el equipo de Rebecca Harrington del KIT generalmente ocurren a profundidades de hasta 15 kilómetros bajo la superficie, las señales de los temblores profundos se generan a profundidades que van desde los 15 hasta los 35 kilómetros aproximadamente.
Los temblores profundos fueron detectados por primera vez hace una década dentro de zonas de subducción en Japón y en la zona del litoral norteamericano del sector noroeste del Pacífico. Desde entonces, los sismólogos han descubierto que se producen temblores profundos en muchos otros lugares, incluyendo la falla de San Andrés en California. La falla de San Andrés marca la frontera donde la placa del Pacífico y la placa de América del Norte se deslizan una contra otra, generando muchos terremotos en el proceso.
Las señales de los temblores profundos son más difíciles de detectar mediante técnicas automatizadas que las señales de los terremotos convencionales. Para hacer frente al problema de la detección, los investigadores del KIT desarrollaron un nuevo algoritmo para aislar automáticamente las señales de temblores profundos. Usando su nueva técnica, lograron detectar más de 2.600 eventos de este tipo que ahora están siendo estudiados en detalle.
Además, los geofísicos del KIT están comparando grabaciones de temblores profundos y de terremotos en California con grabaciones de terremotos en el volcán del Monte Santa Helena, ubicado en la zona de subducción de Cascadia, en el estado de Washington. La actividad volcánica entre los años 2004 y 2008 produjo una serie de terremotos en fallas de reciente formación, donde los científicos del USGS (el servicio estadounidense de prospección geológica) recopilan datos, parte de los cuales han sido suministrados a Rebecca Harrington.
La sismología todavía dista mucho de poder predecir terremotos. Sin embargo, los sismólogos pueden estimar mejor el peligro que suponen si logran comprender qué ocurre exactamente en una falla durante un evento sísmico. Según Harrington, la investigación de los temblores profundos puede ser importante para conocer a fondo el comportamiento de las fallas. Los temblores generados en lo profundo de una falla pueden brindar pistas sobre el comportamiento de las partes menos profundas de la falla, que es donde se producen los terremotos que sacuden la superficie y sí pueden causan daños.