Astronáutica
Los hombres de la Luna...
Desde principios de los años 60 del pasado siglo, España se convirtió en una aliada fundamental de la NASA debido a su posición estratégica, ideal para la instalación de las estaciones de seguimiento que se emplearían para mantener el contacto con las misiones tripuladas de la agencia, así como con ciertas sondas interplanetarias, satélites y observatorios. La relación se inició con la estación de Maspalomas, en las Canarias, pero esta pronto creció con la adición de nuevas instalaciones en Robledo de Chavela, Cebreros y Fresnedillas.
En la práctica, la colaboración fue un auténtico bautizo en el ámbito espacial para los ingenieros españoles, que vivían en un país aún eminentemente rural y con una industria aeroespacial muy rudimentaria, aunque con iniciativas incipientes, como el futuro satélite INTASAT. El lanzamiento de este último, en cooperación con la propia NASA, fue la culminación de un intenso período durante el cual españoles y americanos trabajaron codo con codo para garantizar la seguridad de los astronautas del Apolo.
Las misiones tripuladas lunares se lanzaban aproximadamente cada medio año, y en cada ocasión era necesario poner en alerta las estaciones españolas que participarían en cada una de ellas. Aunque estas estaciones estaban en suelo de España, el personal que las gestionaba pertenecía a ambos países. Además, su dotación se reforzaba ante el inminente lanzamiento de cada misión Apolo. Cuando eso sucedía, la NASA enviaba a numerosos especialistas en comunicaciones, que participarían en las tareas de control y recepción de señales.
La principal estación española dedicada al programa Apolo era la de Fresnedillas, situada entre las localidades de Fresnedillas de la Oliva y Navalagamella, a unos 56 km de Madrid. Se ocupaba de uno de los turnos de seguimiento, en función de la orientación de la Tierra respecto a la Luna (las otras estaciones eran Goldstone en EE.UU. y Honeysuckle en Australia). Fresnedillas entró en funcionamiento el 4 de julio de 1967, a tiempo para participar en las primeras misiones dirigidas hacia la Luna.
(Foto: Wikimedia Commons)
Esta estación sería muy importante en la red de seguimiento de la NASA. Su único problema era su localización, relativamente remota y que requería utilizar carreteras comarcales y caminos mal adecentados. A pesar de eso, durante las horas previas al lanzamiento de la misión Apolo-14, en enero de 1971, fue un auténtico convoy de coches cargados de personal el que se dirigió hacia Fresnedillas. Durante dicho trayecto, los vistantes americanos vivieron una experiencia que relatarían posteriormente durante años.
La comitiva tuvo que atravesar el pueblo de Valdemorillo, a unos 16 km de Fresnedillas, justo cuando sus habitantes se hallaban en plena procesión religiosa. La solemnidad de la ceremonia hizo que la policía local detuviera la sucesión de coches, interrumpiendo el tráfico mientras esta avanzaba, muy lentamente. En respetuosa actitud, los coches apagaron sus radios y sus ocupantes guardaron silencio, observando la devota muchedumbre.
Al principio, pareció que la marcha no se reanudaría hasta la finalización de la procesión, pero entonces los recién llegados fueron reconocidos por algunos de los lugareños y por la propia policía, que, cambiando de tercio, decidió interrumpir el acto religioso para que los americanos pudieran pasar. Las autoridades eran conscientes de la importancia de su trabajo en la estación de seguimiento, y quisieron facilitar su presencia lo máximo posible.
Los coches pudieron pues atravesar por fin el pueblo, muy despacio, rodeados de personas que les miraban asombrados, murmurando: “¡Son los Hombres de la Luna!”. El silencio absoluto se rompió ya fuera del pueblo, cuando los viajeros no pudieron evitar estallar en carcajadas después del extraño episodio vivido.