Robótica
Robots subacuáticos para buscar artefactos explosivos
Durante años, la Marina estadounidense ha empleado buzos humanos, equipados con cámaras de sonar, para buscar minas submarinas adheridas al casco de los barcos.
También ha entrenado delfines y leones marinos para buscar bombas en los cascos de buques y en los alrededores de estos.
Aunque esas criaturas pueden revisar una gran zona en un corto periodo de tiempo, siempre ha habido reticencias sobre la ética de enviar a estos animales a misiones potencialmente peligrosas, y además resulta costoso entrenarlos y cuidarlos, y no siempre actúan como se espera que hagan.
En los últimos años, científicos de la Armada estadounidense, y de otras instituciones de diversas partes del mundo, han diseñado sucesivos robots para tareas de dragaminas y otras misiones submarinas arriesgadas.
El objetivo final es diseñar robots del todo autónomos que puedan navegar y cartografiar entornos submarinos con poca visibilidad y sin ningún conocimiento previo de la zona inspeccionada, a fin de detectar en cualquier momento y lugar minas de tamaños tan pequeños como el de un iPod.
Recientemente, el equipo de Franz Hover y Brendan Englot ha diseñado algoritmos que mejoran considerablemente la navegación de estos robots y su capacidad de detección.
Utilizando los nuevos algoritmos, un robot es capaz de nadar alrededor del casco de un barco y reconocer estructuras complejas.
El equipo de investigación ya ha probado de manera física la eficacia de sus algoritmos, creando para ello modelos de dos navíos: el Curtiss, un barco militar de apoyo de 183 metros, y el Seneca, un guardacostas de 82 metros.