Arqueología y antropología
Rastreando los orígenes del consumo humano de carne de pollo
El pollo, o gallina o gallo según el sexo, es uno de los animales de mayor importancia económica en el mundo actual. Sin embargo, la historia de sus orígenes y dispersión por el mundo antiguo sigue siendo poco conocida.
De hecho, las nuevas técnicas arqueológicas han permitido reconocer recientemente que muchos huesos antiguos que antes eran atribuidos a los primeros pollos, pertenecían en realidad a aves salvajes.
Ahora, en un nuevo estudio, un equipo internacional de arqueólogos, historiadores y bioquímicos presentan las primeras pruebas claras de la cría de gallinas para la producción de huevos en un pasado lejano, y sostienen que la pérdida de la puesta estacional de huevos fue la principal baza para la propagación de las gallinas domésticas por Eurasia y el noreste de África.
Utilizando fragmentos de cáscara de huevo recogidos en 12 yacimientos arqueológicos que abarcan aproximadamente 1500 años, el equipo, integrado, entre otros, por Carli Peters y Robert Spengler, ambos del Instituto Max Planck de Geoantropología en Jena, Alemania, ha llegado a la conclusión de que se criaba ampliamente a los pollos en Asia Central en fecha tan antigua como el año 400 antes de Cristo.
En el estudio, también se ha determinado que la propagación del pollo se llevó a cabo muy probablemente a través de la Ruta de la Seda, una antigua red de rutas comerciales internacionales abierta por China hace más de dos mil años. La abundancia de cáscaras de huevo sugiere además que las aves ya realizaban la puesta fuera de temporada. Según los investigadores, esta prolífica puesta de huevos fue el principal motivo de que la gallina doméstica se volviera tan atractiva para los pueblos antiguos.
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Este fragmento de cáscara de huevo encontrado en el yacimiento arqueológico de Bash Tepa es una de las evidencias más antiguas de comercialización de gallinas a través de la Ruta de la Seda. (Foto: Robert Spengler)
Para llegar a estas conclusiones, el equipo recogió decenas de miles de fragmentos de cáscaras de huevo de yacimientos situados a lo largo del principal corredor centroasiático de la Ruta de la Seda. A continuación utilizaron un método de análisis biomolecular llamado ZooMS para identificar el origen de los huevos. Al igual que el análisis genético, el ZooMS permite identificar especies a partir de restos animales como huesos, piel y cáscaras, pero se basa en señales proteínicas en vez de en ADN. Esto lo convierte en una opción más rápida y rentable que el análisis genético.
El estudio se titula "When Did the Chicken Cross the Road: Archaeological and molecular evidence for ancient chickens in Central Asia". Y se ha publicado en la revista académica Nature Communications. (Fuente: NCYT de Amazings)



