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Miércoles, 05 de Septiembre de 2012
Medicina

Hacia una detección más temprana de pérdida ósea

¿Cómo saber si la estructura ósea de una persona ha comenzado a debilitarse, sin tener que aguardar a que el fenómeno resulte detectable con los métodos actuales cuando esa pérdida sea mayor?

Unos científicos de la Universidad Estatal de Arizona y de la NASA pueden haber hallado un modo adecuado de poder detectar esa pérdida en sus fases más iniciales. La aplicación, convenientemente adaptada, de una tecnología que en sus inicios se desarrolló para las ciencias geológicas, es la clave.

En un nuevo estudio, llevado a cabo por el equipo de Ariel Anbar de la Universidad Estatal de Arizona, esta técnica resultó ser más sensible en la detección de la pérdida ósea que los métodos basados en rayos X empleados hoy en día. El nuevo método tiene además menos riesgos para el paciente. Con el tiempo, puede acabar siendo empleado en el ámbito clínico, y podría abrir el camino hacia la identificación de nuevas biofirmas para detectar enfermedades de otras clases.

El tejido óseo está formándose y destruyéndose constantemente. En seres humanos activos y sanos, estos dos procesos están en equilibrio. Pero si una enfermedad destruye este equilibrio, entonces una señal delatadora de que algo va mal puede ser un cambio en la composición isotópica del calcio.

La osteoporosis, una enfermedad en la que el tejido óseo se debilita progresivamente, amenaza a mucha gente con más de 50 años de edad. Sólo en Estados Unidos, se calcula que está en riesgo alrededor de la mitad de personas de ese grupo de edad.

Con la nueva técnica, la pérdida ósea es detectada al analizar cuidadosamente los isótopos de un elemento químico, el calcio, que están presentes de forma natural en la orina. Los pacientes no necesitan ingerir ningún tipo de trazador artificial, y tampoco necesitan exponerse a ningún tipo de radiación.

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Joseph Skulan, de la Universidad Estatal de Arizona, combinó todos los factores relacionados con la pérdida ósea, dentro de un modelo matemático, el cual predijo que las proporciones entre los isótopos de calcio en la sangre y en la orina deben ser extremadamente sensibles al balance mineral de los huesos.

El efecto predicho sobre los isótopos de calcio es muy pequeño, pero puede ser medido empleando métodos sensibles de espectrometría de masas.

En el nuevo estudio, financiado por la NASA, se hizo un análisis de los isótopos de calcio presentes en la orina de una docena de voluntarios con buena salud pero a los que se hizo guardar reposo en la cama durante 30 días, en las instalaciones de la Rama Médica de la Universidad de Texas. Siempre que una persona yace acostada, los huesos que soportan el peso del cuerpo cuando éste está en posición vertical, como son los de la columna vertebral y los de las piernas, son aliviados de su carga, y eso conduce paradójicamente a que los huesos comiencen a deteriorarse, ya que dejan de ser reforzados adecuadamente por el metabolismo.

Periodos extensos de descanso en cama inducen una pérdida ósea similar a la experimentada por pacientes con osteoporosis, y por los astronautas en el espacio (por la ingravidez allí reinante). A la NASA le interesan los estudios de esta clase porque los astronautas, en condiciones de ingravidez o gravedad reducida, experimentan efectos óseos parecidos a los de guardar cama.

El análisis de las muestras de orina de los voluntarios en la Universidad Estatal de Arizona reveló que la nueva técnica puede detectar pérdida ósea después de un periodo tan corto de reposo en cama como una semana, o sea mucho antes de que los cambios en la densidad ósea sean detectables por los métodos convencionales.

En la investigación también han trabajado el nutricionista Scott M. Smith de la NASA, así como Jennifer Morgan, Gwyneth Gordon y Stephen Romaniello, los tres de la Universidad Estatal de Arizona.


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