Geología y paleontología
¿Huellas de las primeras formas de vida de la Tierra?
Unas estructuras peculiares en ciertos minerales de hierro y azufre de rocas antiquísimas parecen ser obra de las primeras formas de vida en la Tierra, o por lo menos de las más antiguas conocidas.
Así se ha determinado en un estudio a cargo de un equipo encabezado por Eric Runge, de la Universidad de Tubinga y de la de Gotinga, ambas en Alemania.
Esos microorganismos primigenios aparentemente vivían alrededor de fumarolas hidrotermales en el fondo del mar. Hoy se tiende cada vez más a creer que la vida en la Tierra surgió en esa singular clase de hábitat.
El registro geológico muestra que las fumarolas hidrotermales han existido en nuestro planeta desde hace al menos 3.770 millones de años. Se considera que, debido a sus condiciones físicas y químicas extremadamente dinámicas, tales sitios pueden haber dado lugar a sustancias orgánicas que facilitaron la aparición de las primeras formas de vida del planeta. Se cree que sistemas similares pueden existir en algunos otros astros de nuestro sistema solar, y, por tanto, que existe la posibilidad de que haya vida en tales sitios.
La aparente biofirma analizada en el nuevo estudio está en unas piritas que muestran una estructura que recuerda a la de una frambuesa. Por lo que se sabe del medio natural, y también por los experimentos realizados al respecto en el estudio, esa clase de estructura solo se forma bajo unas condiciones que exigen que un material de inicio, la magnetita, esté sometida a la acción de bacterias reductoras del hierro, a partir de un proceso que permite a esas bacterias obtener su energía y proliferar. Este proceso es hoy en día común en las actuales fumarolas hidrotermales del fondo del mar. Todo apunta, por tanto, que las estructuras parecidas a una frambuesa en esos minerales antiguos son huellas de microorganismos antiquísimos.
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Imagen captada mediante microscopio electrónico de los peculiares cristales redondeados de pirita formados en experimentos con magnetita sometida a la acción de los microorganismos. El diámetro de las estructuras es de unos 5 micrómetros (milésimas de milímetro). (Foto: © Jeremiah Shuster)
La biofirma estudiada no solo es relevante para indagar sobre el inicio de la vida en la Tierra sino también incluso para detectar huellas de vida extraterrestre en astros con fumarolas hidrotermales o sistemas parecidos, como por ejemplo Encélado (una luna de Saturno) o Europa (una luna de Júpiter) que, según todos los indicios, poseen un océano de agua líquida, en cuyo fondo bien podrían existir fumarolas hidrotermales.
"Si hay vida allí, lo más probable es que se trate de microorganismos. Estudios como el nuestro sientan las bases para reconocer las huellas de tales organismos", subraya Jan-Peter Duda, de la Universidad de Gotinga y miembro del equipo de investigación.
El estudio se titula “Hydrothermal sulfidation of biogenic magnetite produces framboid-like pyrite”. Y se ha publicado en la revista académica Communications Earth & Environment. (Fuente: NCYT de Amazings)



