Medicina
Allá donde la gente enferma de diabetes
¿Hay lugares en los que es más probable enfermar de diabetes si se vive allí?
A menudo escuchamos afirmaciones como “vivir en la ciudad enferma” o “en áreas rurales se vive con más tranquilidad”. ¿Qué hay de verdad en estas frases? ¿Se trata solo de una sensación? ¿O es que el impacto que tienen los ambientes en la salud es real?
Un estudio reciente, publicado en la revista académica Geospatial Health, y llevado a cabo por expertos argentinos, ha confirmado que el ambiente y las enfermedades cardiometabólicas, como la diabetes, la hipertensión y el síndrome metabólico, están estrictamente vinculadas.
“Lo más frecuente de asociar el ambiente con la salud son las enfermedades de transmisión vectorial, como el dengue. En este caso, nos centramos en enfermedades más sociales, que suelen estar caracterizadas por hábitos como el sedentarismo, la mala alimentación, entre otros hábitos no saludables. En este estudio, demostramos que eso está presente, pero también quisimos estudiar el ambiente alrededor de las personas”, aseguró a la Agencia CTyS-UNLaM Matías Scavuzzo, coautor del estudio, becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con lugar de trabajo en el Instituto Gulich, perteneciente a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) e investigador del Centro de Investigaciones en Nutrición Humana (CenINH), en Argentina todas estas instituciones.
En el estudio también han participado especialistas del Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich, la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (INICSA), en Argentina todas estas instituciones. El personal investigador incluyó también a Micaela Campero, Verónica Andreo, María Sol Mileo, Micaela Franzois, María Georgina Oberto, Carla González Rodríguez y María Daniela Defagó.
El nuevo estudio es innovador, dado que no existen muchos trabajos que exploren las asociaciones entre las dimensiones ambientales y de la salud, en particular de las enfermedades cardiometabólicas. El objetivo general fue explorar la presencia de este tipo de afecciones, con foco en la diabetes y el síndrome metabólico, analizar los factores de riesgos asociados y la relación con las características del ambiente, en base a información generada con sensores remotos y datos de campo.
Según indicaron desde el equipo de investigación, el proyecto involucró al Servicio de Cardiología del Hospital Nacional de Clínicas, de la Universidad Nacional de Córdoba, donde se analizaron 345 pacientes por su historia clínica y alimentaria, provenientes de Córdoba capital y del Área Metropolitana.
“A partir de estos datos, nos concentramos en analizar el entorno donde viven estas personas. Analizamos, con imágenes satelitales de la Misión Landsat 8, el nivel de vegetación alrededor de las viviendas, el nivel de humedad que hay para ver cómo es ese suelo, si hay humedad en la vegetación, además de ver qué tan urbano o rural es donde viven”, afirmó Scavuzzo a CTyS-UNLaM.
“Vimos, efectivamente, que, en hogares donde viven personas con mayor cobertura de verde y menor índice urbano, nuestros modelos predecían que hay menor probabilidad de ocurrencia de, por ejemplo, diabetes. En contrapartida, en los hogares ultraurbanizados -que muchas veces fomentan el sedentarismo- aumentaban las probabilidades de ocurrencia de esta enfermedad”, explicó el principal autor del trabajo.
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Mapa de la incidencia local de la diabetes en la zona de la ciudad argentina de Córdoba. (Imagen: CONAE)
Como objetivo principal, los especialistas se proponen, de cara al futuro, geoespacializar la información recopilada para generar un “Sistema de Información Geográfica”, que pueda ayudar a demostrar que los ambientes donde vivimos explican algunas de las enfermedades que contraemos.
“La idea es poder geoespacializar gran cantidad de información y volcarlo en un producto (un mapa) tangible y visible para que los tomadores de decisiones rápidamente puedan hacer foco en alguno de los aspectos tratados y direccionar políticas públicas y recursos en ese sentido”, adelantó el licenciado en Nutrición.
En este sentido, continuó: “Sucede que, muchas veces, un informe estadístico de gran volumen y lleno de gráficos nunca se termina de leer; en cambio, con un mapa se dedica mucho menos tiempo a comprender la situación y se pueden tomar acciones de forma más práctica”.
“Este tipo de trabajos que dan como resultado una herramienta que facilita la generación de políticas públicas, son en pos de lograr y afianzar una soberanía científica, espacial y ambiental, que pueda garantizar el derecho a la salud, a la educación y a la seguridad, alimentaria, entre otros”, finalizó Scavuzzo. (Fuente: Agustina Lima / Agencia CTyS-UNLaM)



