Astronáutica
Recta final para el lanzamiento de las dos naves con las que se harán eclipses
Con el envío de las dos naves de la misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA) al Centro espacial Satish Dhawan de la India, la citada misión entra en la recta final de sus preparativos, que deberían culminar con el lanzamiento de ambas al espacio el próximo 4 de diciembre.
Las dos naves Proba-3 serán puestas en órbita conjuntamente por el lanzador PSLV-XL de la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO), que posee la potencia necesaria a un coste razonable para colocar la pareja, con un peso combinado de 550 kilogramos, en su órbita altamente elíptica (o alargada), que ascenderá hasta 60 000 kilómetros de distancia de la Tierra antes de descender hasta solo 600 kilómetros.
Esta órbita es la adecuada para permitir brindar a la pareja de naves las condiciones idóneas que permitirán a una de ellas ejecutar eclipses solares artificiales sobre la otra, durante un periodo de seis horas, en torno a su altitud máxima, donde la atracción gravitatoria de la Tierra disminuirá, al igual que la cantidad de combustible necesaria para afinar sus posiciones.
Diversas empresas de 14 naciones que son miembros de la ESA, incluyendo Canadá, han contribuido a la misión, dirigida para la ESA por la empresa española Sener.
Los eclipses de sol ofrecen una breve visión de la fantasmagórica corona solar que rodea al Sol, la cual normalmente no se puede observar debido al brillo del Sol. Gracias a las sondas Proba-3, pronto se podrá estudiar la corona solar de manera más continuada, mediante esa generación de eclipses solares orbitales a la carta de una nave sobre la otra.
La nave Occulter (Ocultador) de Proba-3 volará a unos 150 metros de distancia de la segunda nave, Coronagraph (Coronógrafo). La pareja se alineará con el Sol con tanta precisión que el ocultador proyectará una sombra sobre la cara del coronógrafo, ocultando el Sol para que la corona sea visible.
Las dos naves actuarán como si fueran un enorme instrumento de 150 metros de largo.
Si todo sale bien, en la misión Proba-3 se generarán estos eclipses artificiales de forma rutinaria, hasta seis horas seguidas por cada órbita de 19 horas y 36 minutos.
Recreación artística del concepto de la misión Proba-3: una de las dos naves se interpone entre el Sol y la otra nave, provocando un eclipse desde el punto de vista de esta última. El resultado práctico es un coronógrafo externo ubicado en el espacio, que permitirá a la nave que presencie el eclipse realizar observaciones de la corona solar que de otro modo resultarían imposibles. (Ilustración: ESA / P. Carril)
Los eclipses solares se producen debido a una notable coincidencia cósmica: el Sol es 400 veces más grande que la Luna de la Tierra, pero también está exactamente 400 veces más lejos. Esto significa que cuando los dos cuerpos están exactamente alineados en el espacio, la Luna cubre la cara ardiente del Sol, revelando la corona solar, que se extiende a millones de kilómetros de nuestra estrella madre.
Esta región de nuestro sistema solar que tan poco se ha observado es de interés tanto científico como práctico: la corona, sometida a una temperatura que es un millón de grados más alta que la reinante en la superficie del Sol, da lugar al viento solar y a la meteorología espacial, incluyendo violentas eyecciones conocidas como “eyecciones de masa coronal” que originan la meteorología espacial y las tormentas solares, pudiendo afectar tanto a los satélites en órbita como a las redes de suministro eléctrico y de comunicaciones terrestres.
Para observar la corona, los telescopios con coronógrafo, en tierra y en órbita, pueden incorporar “discos de ocultación”, escudos cuidadosamente diseñados para cubrir el Sol dentro de su campo de visión, imitando un eclipse solar. Pero su eficacia se ve limitada por un fenómeno llamado “difracción”, en el que la luz dispersa se filtra por los bordes de los coronógrafos. La forma de minimizar este efecto es alejar mucho el disco de ocultación del coronógrafo de observación, pero los límites prácticos en el tamaño de las naves hacían que esa solución fuera poco viable.
Hasta ahora... Cuando ambas naves vuelen en la formación idónea, y con una exactitud milimétrica, el instrumento principal ASPIICS (Association of Spacecraft for Polarimetric and Imaging Investigation of the Corona of the Sun) de Proba-3 recolectará datos de una región en las inmediaciones del Sol, una región hasta ahora esquiva que está ubicada a una distancia del Sol equivalente a entre 3 y 1,1 radios solares alrededor del Sol.
Esta precisión se obtendrá combinando un conjunto de tecnologías de posicionamiento cada vez más precisas: navegación por satélite; enlaces por radio entre satélites, cámaras de luz visible centradas en LEDs y, por último, un rayo láser reflejado entre las naves espaciales.
Esta es la primera vez que una misión de la ESA despega de la India desde la misión original de observación de la Tierra Proba-1 en 2001. (Fuente: ESA / NCYT de Amazings)