Tecnología
La facturación, más que una herramienta es una ciencia
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Aunque la primera impresión que se tiene frente a la facturación es que se trata de un proceso monótono y hasta aburrido, esta disciplina esconde ciertas peculiaridades y aspectos que hacen que se la pueda considerar una ciencia. Además, con el avance de la tecnología, la ciencia de la facturación se está transformando al tiempo que transforma a las empresas.
Desde programas de nóminas para asesorías con los que agilizar la confección, envío y control de las retribuciones salariales, hasta un programa de facturación electrónica con el que ahorrar costos y ganar competitividad. La evolución de la facturación está experimentando cambios considerables, que se detallan en los siguientes párrafos.
Cómo ha evolucionado la facturación
Desde los primeros libros de contabilidad escritos enteramente a mano y las nostálgicas máquinas de escribir, la facturación se ha desarrollado imparablemente. Hoy en día, millones de autónomos y empresas utilizan programas contables, de nóminas y de facturación con total normalidad. Estos programas son capaces de agilizar y mejorar todos esos procesos.
Pero volviendo al inicio, y teniendo en cuenta que la primera factura electrónica se emitió en el año 1990, eso nos lleva a darnos cuenta de que hace ya 34 años del comienzo de la era digital en la facturación. Sin embargo, el primer software de nóminas apareció en 1960, lo que supuso un antes y un después en la forma en que las empresas gestionaban los pagos de sus empleados.
Desde entonces, los avances informáticos no han parado de ganar terreno. Por eso, en la actualidad cada vez hay más tipos diferentes de software con los que mejorar la eficiencia de las empresas. Además, dichos programas no solo agilizan el trabajo, sino que evitan errores y en consecuencia pérdida económica a empresas y empleados.
Dentro de dicha evolución tecnológica, no solo encontramos programas de facturación o programas de confección de nóminas por separado. A fin de cuentas, la facturación y las nóminas forman parte de la gestión financiera de una empresa. Por eso, también hay programas informáticos que integran ambas áreas. Dicha integración es de enorme utilidad tanto a contables como a asesorías y gestores de recursos humanos.
El futuro de la facturación
Entendiendo la facturación como una ciencia y no como un simple proceso dentro del área financiera de una empresa, su automatización es la característica clave. El futuro de la facturación tiene como objetivo reducir el tiempo dedicado a tareas repetitivas. Para ello, la IA (Inteligencia Artificial) ha entrado de lleno en este campo.
Con la inteligencia artificial aplicada a la facturación, además de aumentar la velocidad de cálculo y la eficiencia de los procesos, también se pueden predecir los flujos de caja.
Pero no solo eso, la IA ayuda a identificar patrones en los datos de facturación que son de incalculable valor a la hora de evitar problemas o tomar decisiones. En el plano de la facturación electrónica, la IA está empezando a volverse imprescindible. Al utilizar algoritmos y modelos de aprendizaje automático, la IA analiza y extrae información relevante de las facturas electrónicas.
Datos tan concretos como importes, fechas, o conceptos ayudan a la IA a procesar grandes volúmenes de facturas de forma precisa y rápida. Así que el futuro de la facturación pasa por la utilización de la inteligencia artificial para mejorar su eficiencia. Algo que ya está ocurriendo y que en el futuro será lo habitual. Programas cada vez más precisos y rápidos competirán en el mercado por los clientes que necesiten software de facturación.
La facturación como ciencia
La facturación, además de una necesidad financiera para las empresas, también se puede entender como una ciencia y como un arte. Además de la precisión numérica, la facturación requiere de un toque humano para garantizar su ética. Algo que de momento puede ser controvertido en la utilización de la IA. Por eso es importante legislar sobre su desarrollo para evitar sesgos que pudieran ser perjudiciales.
Por un lado, las empresas tienen ante ellas un inmenso escaparate de programas informáticos con los que llevar la facturación a otro nivel. Pero, por otro lado, es conveniente verificar si todos esos programas cumplen con las leyes de protección de datos o garantizan la seguridad a sus usuarios. No se trata solo de mejorar la eficiencia y productividad, sino también de ofrecer transparencia y fiabilidad.
A día de hoy, el crecimiento imparable del algoritmo en casi todos los aspectos de la sociedad, puede traer consigo grandes problemas si no se monitorea adecuadamente. Y aunque pudiera parecer que un simple programa de facturación no puede perjudicar a nadie, los sesgos del algoritmo podrían hacer que su funcionamiento, aunque eficiente, no fuera ético.
Por eso, es conveniente seguir entendiendo la facturación como una ciencia donde la intervención humana sigue siendo indispensable. Aunque las herramientas informáticas sirvan para agilizar el trabajo y maximizar la producción, no podemos olvidar que las empresas están compuestas de seres humanos al servicio de otros seres humanos.



