Economía digital
¿Dónde va tu dinero cuando haces un pago digital?
![[Img #75650]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/04_2025/4380_rupixen-q59hmzk38eq-unsplash.jpg)
Estamos en un momento en el que estamos asistiendo a una especie de lucha abierta entre los defensores del dinero en efectivo y quienes promueven los pagos digitales. No seré yo quien quiera librarse de los billetes y monedas, pero hay que reconocer que los pagos virtuales facilitan mucho las transacciones y las cada vez más frecuentes compras online.
Sin embargo, lo que para un usuario como tú y yo puede parecer tan sencillo como meter la compra al carrito virtual y darle a un botón de “pagar”, tiene detrás un complicado sistema de entidades, protocolos, sistemas de seguridad y procesos de verificación que garantizan que tu dinero llegue correctamente a su destino.
Los protagonistas del pago digital
Vamos a empezar echando un vistazo rápido a los participantes en un pago digital cualquiera. Para empezar, estás tú, el cliente que inicia la compra o transacción. También es necesario una persona o empresa que comercializa el producto o servicio que quieres adquirir.
Todo proceso de compra digital necesita de un banco emisor y un banco adquiriente, que pueden ser la misma entidad, pero el primero es el que autoriza la transacción por tu parte. Este banco emisor es el que emitió tu tarjeta, o el que gestiona la app a través de la que efectúas el pago. El adquiriente es el que representa al comerciante, a la persona que vende. Esta entidad es la que gestiona los pagos y deposita el dinero en la cuenta del vendedor.
Completando a estos, podemos encontrar una red de tarjetas, como las de VISA o Mastercard, que facilitan la comunicación entre los bancos; o las plataformas de pagos, como Stripe o PayPal, que ofrecen soluciones integrales con pasarelas de pago que conectan las tiendas online con dicha red de tarjetas y se aseguran de que la transmisión de los datos sea segura.
El viaje del dinero: el ingreso
Ya sabemos quiénes son los principales actores en el proceso del pago digital. Vamos a ver ahora qué ocurre cuando ingresas dinero como pago de un producto, y vamos a hacerlo mediante un ejemplo no tan convencional: un depósito inicial en un casino online.
Imagina que quieres depositar 10€ en un casino en línea. Una vez registrado en el sitio, lo primero es introducir los datos de tu tarjeta o monedero electrónico en el apartado correspondiente del operador. Esta información se envía al banco mediante la pasarela de pagos correspondiente. Este sistema encripta tus datos y los redirige a la entidad financiera encargada de procesar el cobro: el banco adquiriente que mencionábamos en el apartado anterior.
Esta entidad contacta con el banco emisor, donde tú tienes la cuenta asociada a tu método de pago (tarjeta, e-wallet, Bizum…), que verifica que el método de pago es válido, que tienes suficientes fondos en tu cuenta, y que no hay indicios de fraude. Si todo es correcto, se autoriza la operación.
Sin embargo, y aunque en el ejemplo dado tus 10€ ya estarían visibles en la cuenta del casino, y podrías utilizarlos para jugar, lo cierto es que ese dinero no se ha transferido por completo, sino que está “reservado”. El proceso por el que el banco emisor transfiere los fondos al adquiriente puede tardar entre 24 y 48 horas, aunque el sistema interno del casino online ya lo haya reflejado como crédito disponible en tu cuenta del operador.
El viaje del dinero: la retirada
Vale, ha pasado una semana y en ese periodo de tiempo has ganado 200€. Ahora quieres retirarlos. En nuestro ejemplo, para retirar fondos en un casino online debes hacerlo mediante el mismo sistema que has utilizado para depositar. Si no quieres o no puedes, debes hacerlo mediante transferencia bancaria, lo que lleva mucho más tiempo.
Dicho esto, hay casinos que permiten retiros instantáneos y otros no. Pero, esto ¿de qué depende? La clave está en la infraestructura financiera que utilizan. Los casinos online con retiradas instantáneas, como los recomendados por Casino.org, trabajan con proveedores que tienen acceso directo a sistemas bancarios en tiempo real, lo que les permite efectuar transferencias más rápidas que los canales tradicionales. Una vez validada tu identidad, la transacción puede llevar apenas unos pocos minutos.
En cambio, los que utilizan métodos convencionales, especialmente las citadas transferencias o los pagos mediante tarjeta de crédito o débito, dependen de los tiempos de procesamiento estándar de cada banco, a los que se suman algunas comprobaciones y verificaciones que pueden dilatar aún más el proceso.
En cualquier caso, una vez emitida la orden de pago, la ruta es similar a la del ingreso, pero al revés: la solicitud pasa por la pasarela de pagos, el banco adquiriente y, finalmente, el banco emisor (ahora receptor). Si todo está en orden, el dinero aparecerá acreditado en tu cuenta.
Comisiones y seguridad
Cada pago digital, ya sea en un casino online, una tienda virtual o la suscripción a una app, genera una serie de comisiones. Aunque tú veas el ingreso completo reflejado en tu cuenta, la empresa que lo opera no recibe la cantidad íntegra. En general, estas comisiones se suelen distribuir de la siguiente forma:
- El banco emisor se lleva una “comisión de intercambio” por asumir el riesgo en la transacción.
- La red de tarjetas también cobra una cantidad por su papel como intermediario entre bancos.
- El procesador de pagos cobra una tarifa por cada transacción gestionada, al gestionar la infraestructura tecnológica que permite el pago.
Para terminar, no olvidemos un aspecto fundamental como es la seguridad. Los sistemas de pago incorporan varias capas de seguridad que protegen tu información sensible y ayudan a prevenir estafas, como la encriptación de datos o la doble autentificación del usuario.


