Psicología
¿Qué son los alucinógenos?
Los alucinógenos, también conocidos como psicodélicos, son sustancias psicoactivas que alteran de manera significativa la percepción sensorial, el humor y el pensamiento, pudiendo ocasionar desde ilusiones hasta alucinaciones completas. Aunque su uso recreativo data de miles de años en rituales chamánicos y religiosos, la investigación científica moderna ha reavivado el interés en su potencial terapéutico, especialmente tras décadas de prohibición estricta.
Clasificación
1. Clásicos o serotonérgicos
Incluyen el LSD, la psilocibina y la mescalina. Se caracterizan por actuar principalmente como agonistas del receptor 5-HT₂A de serotonina, lo que desencadena experiencias de expansión de la conciencia y alteraciones visuales.
2. Disociativos
Ejemplificados por la ketamina y el PCP, bloquean los receptores NMDA de glutamato, produciendo sensaciones de desconexión del cuerpo y del entorno.
3. Deliriantes
Como la escopolamina y la atropina, actúan como antagonistas de receptores muscarínicos de acetilcolina, provocando delirios y confusión severa, a menudo con alto riesgo de toxicidad.
Mecanismo de acción
-Reactividad serotonérgica (5-HT₂A): Clásicos como el LSD se unen a estos receptores en la corteza prefrontal, modulando la actividad neuronal y generando las alteraciones perceptivas características .
-Antagonismo NMDA: Los disociativos interrumpen la transmisión de glutamato, un neurotransmisor crucial para la cognición y la memoria, lo que explica sus efectos de “fuera del cuerpo”.
-Bloqueo colinérgico: Los deliriantes impiden la señalización de acetilcolina, desencadenando estados de confusión extrema y alucinaciones realistas.
Usos terapéuticos
Psilocibina en depresión resistente
-Ensayos controlados han demostrado que una dosis única de 25 mg de psilocibina, combinada con apoyo psicológico, produce mejoras rápidas y sostenidas en síntomas depresivos, sin eventos adversos graves.
-Revisiones sistemáticas de fase 2 respaldan su eficacia a corto plazo, y en 2018 recibió la designación de “Breakthrough Therapy” por la FDA para la depresión resistente.
Microdosificación
-La práctica de consumir dosis subalucinógenas (microdosis) de LSD o psilocibina reporta mejoras subjetivas en creatividad y ánimo, aunque los estudios más recientes señalan un efecto placebo dominante y falta de pruebas sólidas a largo plazo.
Ketamina en trastornos afectivos
-La ketamina, aprobada como anestésico, exhibe efectos antidepresivos inmediatos y ha inspirado el desarrollo de análogos con perfil más seguro, aunque persiste el debate sobre si la disociación es necesaria para su eficacia.
Riesgos y efectos adversos
-Efectos físicos: Sorprendentemente bajos en toxicidad aguda para muchos psicodélicos clásicos, pueden incluir náuseas, cefalea y taquicardia.
-“Malos viajes”: Experiencias de intensa ansiedad, paranoia o miedo que pueden requerir intervención profesional.
-Flashbacks y HPPD: Reaparición espontánea de experiencias perceptivas días o años después del uso, conocido como trastorno de percepción persistente por alucinógenos (HPPD).
-Sobredosis y toxicidad: Aunque rara vez mortales, dosis excesivas de LSD pueden generar cuadros psicóticos transitorios; disociativos como PCP pueden causar convulsiones y riesgos de accidentes.
Estado legal y regulatorio
-En EE. UU., la mayoría son Schedule I, sin uso médico aceptado y con alto potencial de abuso, aunque recientes votaciones en Oregon y Colorado han despenalizado y regulado la terapia con psilocibina.
-En Europa, países como Holanda han alternado políticas —permiso y posterior prohibición de “magic mushrooms” en 2007— y el panorama evoluciona con iniciativas de investigación bajo supervisión clínica.
Perspectivas futuras
La “renacimiento psicodélico” impulsa:
-Ingeniería de nuevas moléculas con duraciones más cortas y perfiles de seguridad optimizados, como los 150 análogos investigados por Compass Pathways.
-Fases 3 clínicas de psilocibina y MDMA, clave para aprobación regulatoria.
-Modelos de negocio emergentes y debates éticos sobre patentes, acceso y equidad en terapias.
Los alucinógenos representan por tanto un territorio prometedor en neurociencia y psiquiatría, fusionando antiguas tradiciones con avances farmacológicos. Su futuro dependerá de la rigurosidad científica, la adaptación regulatoria y la formación de profesionales capaces de administrar estas terapias de forma segura y efectiva.