Computación
La actividad de los bots en internet en 2025: Qué son, cómo funcionan y por qué importan
Los bots son invisibles, incansables y están en todas partes. En 2025, más del 50% del tráfico web global proviene de bots, según informes recientes de firmas de ciberseguridad. ¿Qué hacen exactamente estas entidades digitales? ¿Son todos perjudiciales? ¿Cómo afectan nuestra vida diaria y la infraestructura de internet?
¿Qué es un bot?
Un bot (abreviatura de “robot”) es un programa automatizado diseñado para realizar tareas específicas en internet. Algunos bots navegan sitios web para indexar contenido (como los de Google), otros interactúan con usuarios en chats, y algunos, menos benignos, se dedican a actividades fraudulentas o maliciosas.
Existen dos grandes categorías:
-Bots buenos: crawlers de buscadores, bots de monitoreo de precios, asistentes virtuales, etc.
-Bots malos: spambots, scrapers, bots de clic fraudulento, bots de denegación de servicio (DDoS), entre otros.
Bots buenos: el motor oculto de la web
Los bots positivos son esenciales para el funcionamiento de la red moderna. Los más conocidos son los web crawlers de motores de búsqueda como Google, Bing o Yandex. Estos programas analizan y clasifican millones de páginas web cada día, haciendo posible que los usuarios encuentren información relevante con una simple búsqueda.
También existen bots que:
-Monitorean caídas de servicios en tiempo real.
-Comparan precios en tiendas online.
-Ayudan en la atención al cliente, mediante asistentes virtuales.
-Interactúan con APIs para automatizar flujos de trabajo complejos.
Bots malos: la cara oscura de la automatización
Sin embargo, no todos los bots tienen buenas intenciones. Se estima que cerca del 30% del tráfico de bots en 2025 proviene de bots maliciosos. Estas son algunas de sus funciones más comunes:
-Scraping de datos sin autorización (precios, contenido, imágenes).
-Fraude publicitario, simulando clics en anuncios para robar presupuestos de marketing.
-Ataques de denegación de servicio (DDoS) que saturan servidores y dejan servicios offline.
-Difusión de spam y desinformación, especialmente en redes sociales y foros.
-Bots políticos, utilizados para manipular la opinión pública durante elecciones.
La evolución reciente: bots más inteligentes y más difíciles de detectar
Gracias al avance en inteligencia artificial y aprendizaje automático, los bots de hoy pueden imitar el comportamiento humano con gran realismo. Algunos pueden:
-Simular movimiento del ratón.
-Escribir comentarios con sentido gramatical.
-Interactuar con formularios y captchas básicos.
-Participar en conversaciones en redes sociales sin levantar sospechas.
Esto representa un reto creciente para las empresas tecnológicas y los equipos de ciberseguridad, que deben desarrollar filtros cada vez más sofisticados para diferenciar entre tráfico legítimo y automatizado.
¿Cómo afectan los bots al usuario promedio?
Aunque muchas veces invisibles, los bots tienen un impacto real en nuestra experiencia digital:
-Encarecen los servicios online, al aumentar costos operativos de las plataformas.
-Contaminan resultados de búsqueda y métricas de marketing.
-Distorsionan conversaciones públicas y tendencias en redes sociales.
-Aumentan la vulnerabilidad de nuestros datos en plataformas mal protegidas.
¿Qué se está haciendo para controlarlos?
En 2025, la lucha contra los bots maliciosos es una prioridad. Algunas estrategias incluyen:
-Uso de sistemas avanzados de detección de comportamiento (behavioral analytics).
-Tecnologías anti-bot basadas en IA como Cloudflare Bot Management o PerimeterX.
-Bloqueo automático de IPs sospechosas y redes de bots conocidos.
-Implementación de captchas modernos, incluyendo desafíos lógicos y biométricos.
-Colaboración entre empresas tecnológicas, gobiernos y ONGs para identificar amenazas coordinadas.
Una red compartida entre humanos y máquinas
La presencia de bots en internet es inevitable y, en muchos casos, beneficiosa. El desafío radica en asegurar que estas herramientas automatizadas trabajen en favor del bien común, sin poner en riesgo la seguridad, privacidad y confianza de los usuarios humanos.
En este equilibrio entre automatización e integridad, se juega gran parte del futuro de la red tal como la conocemos.