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Redacción
Jueves, 17 de Julio de 2025
Ecología

Causas y consecuencias de la falta de oxígeno en ecosistemas acuáticos

La salud de nuestros ríos, lagos y océanos está en peligro por un fenómeno que avanza de forma silenciosa pero devastadora: la disminución del oxígeno disuelto en el agua, también conocida como hipoxia acuática. Este proceso, agravado por la actividad humana y el cambio climático, está generando zonas muertas en todo el planeta y alterando gravemente la biodiversidad acuática, la pesca y los equilibrios ecológicos.

 

El oxígeno disuelto es esencial para la vida acuática. Peces, moluscos, crustáceos y microorganismos lo necesitan para respirar y sobrevivir. Cuando los niveles de oxígeno caen por debajo de 2 mg/L, se considera que un cuerpo de agua entra en estado de hipoxia, lo que puede provocar la muerte masiva de organismos, alterar cadenas alimenticias e incluso generar gases tóxicos como el sulfuro de hidrógeno.

 

Causas principales de la desoxigenación acuática

 

1. Eutrofización por nutrientes

 

Una de las causas más comunes es el exceso de nutrientes, especialmente nitrógeno y fósforo, procedentes de fertilizantes agrícolas, aguas residuales domésticas y residuos industriales. Estos nutrientes alimentan un crecimiento explosivo de algas (floraciones algales). Cuando estas mueren y se descomponen, las bacterias que las degradan consumen grandes cantidades de oxígeno, reduciendo los niveles disponibles en el agua.

 

2. Cambio climático

 

El calentamiento global intensifica la desoxigenación de varias maneras. Las temperaturas más altas reducen la solubilidad del oxígeno en el agua y aumentan la estratificación térmica (separación de capas de agua), impidiendo la mezcla entre las aguas oxigenadas superficiales y las profundas. Además, los eventos extremos como olas de calor y lluvias torrenciales agravan estos procesos.

 

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3. Contaminación orgánica

 

Las aguas residuales sin tratar o mal tratadas contienen materia orgánica que, al ser descompuesta por microorganismos, demanda grandes cantidades de oxígeno. Este proceso, conocido como demanda biológica de oxígeno (DBO), puede agotar el oxígeno disponible en zonas afectadas.

 

4. Sobrepesca y desequilibrio biológico

 

La disminución de especies clave puede alterar la cadena trófica, favoreciendo organismos que generan o toleran condiciones hipóxicas, como algunas medusas o bacterias anaerobias, que sustituyen a especies más sensibles.

 

Consecuencias ecológicas, sociales y económicas

 

1. Pérdida de biodiversidad

 

La hipoxia provoca la muerte masiva de peces y otros organismos acuáticos. Las especies más afectadas son aquellas que no pueden escapar a zonas más oxigenadas, como moluscos y crustáceos bentónicos. Esta pérdida de biodiversidad reduce la resiliencia de los ecosistemas y compromete su capacidad de recuperación.

 

2. Zonas muertas

 

Se han identificado más de 400 zonas muertas en los océanos del mundo, siendo el Golfo de México uno de los casos más conocidos. Estas áreas carecen prácticamente de vida, y su extensión está en constante aumento.

 

3. Impactos en la pesca y la seguridad alimentaria

 

La disminución de especies comerciales afecta directamente a las comunidades pesqueras. La hipoxia reduce el tamaño y la salud de las poblaciones de peces, lo que conlleva una caída en las capturas y afecta la economía local y global.

 

4. Liberación de gases tóxicos

 

En condiciones extremas, la descomposición anaerobia puede liberar compuestos tóxicos como el metano y el sulfuro de hidrógeno, lo que agrava la contaminación y supone un riesgo para la salud humana y animal.

 

¿Qué se puede hacer?

 

La lucha contra la falta de oxígeno en el agua requiere un enfoque integral:

 

-Reducir el uso de fertilizantes y mejorar el manejo agrícola.

 

-Modernizar plantas de tratamiento de aguas residuales.

 

-Restaurar humedales y zonas ribereñas naturales, que actúan como filtros de nutrientes.

 

-Regular las emisiones de gases de efecto invernadero para mitigar el calentamiento global.

 

-Fomentar la investigación y monitoreo de ecosistemas acuáticos para identificar zonas en riesgo y actuar preventivamente.

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