Astronomía
Cómo la astronomía está identificando exoplanetas potencialmente habitables
En las últimas dos décadas, la búsqueda de exoplanetas —mundos que orbitan estrellas más allá de nuestro Sol— ha pasado de ser una curiosidad científica a una de las disciplinas más emocionantes y prometedoras de la astronomía moderna. Hoy, gracias a tecnologías punteras y modelos astrofísicos avanzados, los científicos están más cerca que nunca de responder una de las preguntas más antiguas de la humanidad: ¿Estamos solos en el universo?
Telescopios de nueva generación: la clave de la exploración
El hallazgo de exoplanetas habitables se ha acelerado gracias a telescopios espaciales como Kepler, TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite) y, más recientemente, el poderoso James Webb Space Telescope (JWST). Estas herramientas permiten a los astrónomos detectar planetas mediante el método de tránsito —observando pequeñas caídas de brillo cuando un planeta pasa frente a su estrella— y realizar análisis espectroscópicos de sus atmósferas.
El JWST, por ejemplo, ha comenzado a analizar la composición química de atmósferas exoplanetarias con una precisión sin precedentes. Esto permite detectar posibles biofirmas como el oxígeno, metano, vapor de agua o dióxido de carbono, elementos fundamentales para la vida tal como la conocemos.
Exoplanetas en la zona habitable: ¿qué significa eso?
Un planeta se considera potencialmente habitable si se encuentra en la zona habitable de su estrella: la distancia ideal que permite la existencia de agua líquida en su superficie. Pero no es el único criterio. También se analizan factores como la composición atmosférica, la actividad estelar, la presencia de un campo magnético y el tamaño del planeta, entre otros.
Uno de los candidatos más prometedores es K2-18b, un exoplaneta a 124 años luz de la Tierra. Investigaciones recientes sugieren que su atmósfera contiene vapor de agua y podría tener una temperatura compatible con la vida. Incluso se ha detectado la presencia de una molécula orgánica llamada dimetil sulfuro, que en la Tierra es producida principalmente por organismos vivos marinos.
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Inteligencia artificial y big data: aliados inesperados
La búsqueda de exoplanetas ha generado una enorme cantidad de datos astronómicos. Aquí entra en juego la inteligencia artificial (IA). Algoritmos de aprendizaje automático están siendo entrenados para identificar patrones sutiles en los datos de telescopios, permitiendo descubrir exoplanetas que los métodos tradicionales podrían pasar por alto.
Proyectos como ExoMiner de la NASA utilizan redes neuronales para diferenciar entre falsos positivos y verdaderos planetas, aumentando significativamente la eficacia del análisis de datos y reduciendo el tiempo necesario para validar descubrimientos.
La próxima frontera: telescopios terrestres gigantes
Mientras el espacio ofrece vistas despejadas del cosmos, la Tierra también se está preparando para aportar a esta revolución científica. Telescopios terrestres como el Extremely Large Telescope (ELT) en Chile y el Thirty Meter Telescope (TMT) en Hawái prometen una resolución sin precedentes para estudiar atmósferas exoplanetarias e incluso obtener imágenes directas de planetas lejanos.
El progreso en la detección de exoplanetas habitables es vertiginoso. Cada nuevo descubrimiento alimenta la posibilidad de que exista vida fuera de la Tierra. Y aunque aún no hemos encontrado una “segunda Tierra”, el camino está más claro que nunca. En los próximos años, la combinación de observación espacial, análisis de datos y tecnología avanzada podría llevarnos a una nueva era de descubrimientos que redefinan nuestra comprensión del universo y nuestro lugar en él.



