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Redacción
Martes, 29 de Julio de 2025
Arqueología

Inesperada agricultura intensiva precolonial en Norteamérica

Los hallazgos de un nuevo estudio arqueológico ponen en tela de juicio las suposiciones sostenidas durante mucho tiempo de que la agricultura intensiva en Norteamérica se limitaba a sociedades centralizadas o a entornos favorables.

 

El estudio lo ha realizado un equipo integrado, entre otros, por Madeleine McLeester y Jonathan Alperstein, ambos del Dartmouth College, en Hanover, New Hampshire, Estados Unidos.

 

Lo descubierto en el estudio revela la existencia en tiempos precoloniales, de un extenso conjunto de campos agrícolas en la Península Superior de Míchigan, lo que sugiere que las comunidades indígenas americanas de la zona cultivaron maíz de forma intensiva entre los años 1000 y 1600 de nuestra era, a pesar del clima frío y de las condiciones de cultivo marginales.

 

Las comunidades indígenas americanas de lo que actualmente es Estados Unidos dependían cada vez más del cultivo intensivo del maíz, un cambio agrícola que acompañó a profundas transformaciones sociales y medioambientales. Sin embargo, en regiones marginales como el norte de Míchigan (caracterizadas por bosques densos, un clima frío y una estación de crecimiento corta) la escala del cultivo de maíz y el nivel de intensificación agrícola en aquellos tiempos siguen siendo inciertos, especialmente dada la abundancia de arroz silvestre.

 

Las pruebas directas de la agricultura intensiva precolonial en gran parte del este de Estados Unidos son extremadamente escasas porque la mayoría de los paisajes agrícolas indígenas han sido irreversiblemente alterados por el arado, los asentamientos y las actividades industriales coloniales europeas y estadounidenses.

 

Sin embargo, el yacimiento arqueológico de las Sesenta Islas, en la Península Superior de Míchigan, conserva raras pruebas de complejos campos agrícolas precoloniales elevados y surcados, así como del cultivo del maíz. Según los autores del nuevo estudio, el yacimiento de las Sesenta Islas es el único yacimiento precolonial conservado que se conoce en Míchigan, si bien actualmente se encuentra amenazado por propuestas de actividades mineras.

 

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McLeester y Alperstein realizando trabajo de campo. (Foto: Jesse Casana)

 

Para comprender mejor el alcance y la naturaleza de estas prácticas agrícolas ancestrales, Madeleine McLeester y sus colegas llevaron a cabo prospecciones con drones equipados de un sistema Lidar y excavaciones en el yacimiento de las Sesenta Islas.

 

Los hallazgos revelan un sistema extraordinariamente bien conservado y extenso de bancales elevados que abarca más de 300 hectáreas y representa el ejemplo más extenso conocido de agricultura ancestral de los nativos americanos en el este de Estados Unidos.

 

Las dataciones de radiocarbono indican que los campos surcados se utilizaron activamente entre los años 1000 y 1600 de nuestra era, coincidiendo con la Pequeña Edad de Hielo, un periodo marcado por temperaturas más frías.

 

A pesar de la dureza del clima, la escasez de mano de obra y la presencia de alimentos alternativos silvestres, los agricultores ancestrales cultivaron maíz y otros cultivos con notable éxito. Además, McLeester y su equipo descubrieron pruebas de una gestión avanzada del suelo, incluida la incorporación de residuos domésticos compostados y suelos de humedales ricos en nutrientes para mejorar la fertilidad.

 

Además de las estructuras agrícolas, la prospección también reveló una gran cantidad de rasgos arqueológicos asociados, como túmulos funerarios, movimientos de tierra ceremoniales y espacios destinados a viviendas, lo que sugiere que la agricultura estaba bien integrada en el panorama cultural general.

 

Contrariamente a las suposiciones generalizadas de que la agricultura intensiva está ligada al poder político centralizado y a las grandes poblaciones, los autores del nuevo estudio demuestran que este complejo sistema fue creado por comunidades igualitarias de pequeña escala.

 

El estudio se titula “Archaeological evidence of intensive Indigenous farming in Michigan’s Upper Peninsula, USA”. Y se ha publicado en la revista académica Science. (Fuente: AAAS)

 

 

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