Biología
¿Por qué cuanto más rascamos, más nos pica?
Todos hemos experimentado esa sensación frustrante: comienza con un pequeño picor, rascamos un poco… y de repente, la picazón se intensifica. Cuanto más intentamos aliviarla, peor parece ponerse. Este fenómeno, lejos de ser una simple curiosidad, tiene profundas raíces en la biología, la neurociencia y la evolución. A continuación, exploramos por qué el rascado, en lugar de calmar el picor, puede intensificarlo, y qué dice la ciencia al respecto.
1. El picor: una señal de alarma evolutiva
Desde el punto de vista evolutivo, el picor es un mecanismo de defensa del cuerpo. Sirve para alertarnos de posibles amenazas en la piel, como parásitos, toxinas, o sustancias irritantes. Es una sensación distinta del dolor, aunque ambos sistemas comparten rutas neurológicas.
En términos neurofisiológicos, el picor (o prurito) se activa mediante fibras nerviosas especializadas llamadas fibras C, que se encuentran justo debajo de la piel. Estas fibras responden a estímulos químicos, como la histamina, y envían señales al cerebro para generar la sensación de picazón.
2. El rascado: alivio temporal, problema prolongado
Rascarse interrumpe momentáneamente la señal del picor porque activa las fibras del dolor leve, que "distraen" al cerebro. Este alivio es real, pero transitorio. El problema es que el rascado estimula aún más las terminaciones nerviosas de la piel, lo que puede aumentar la liberación de histamina y otras sustancias inflamatorias.
Esto crea un círculo vicioso:
Picor → rascado → inflamación → más picor → más rascado.
Este fenómeno se conoce como el ciclo picor-rascado y puede ser difícil de romper, especialmente en condiciones dermatológicas como la dermatitis atópica o la psoriasis.
![[Img #76596]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/08_2025/3256_boy-61171_1280.jpg)
3. La dopamina y el placer de rascarse
Curiosamente, rascarse también activa centros de placer del cerebro, incluyendo áreas como el núcleo accumbens, relacionadas con la recompensa y la adicción. Esto explica por qué muchas personas sienten alivio e incluso placer al rascarse, aunque el resultado sea contraproducente.
Estudios de resonancia magnética funcional (fMRI) han demostrado que el rascado genera una activación cerebral similar a la que provocan experiencias placenteras como comer chocolate o escuchar música agradable. Esta respuesta dopaminérgica refuerza el comportamiento de rascado, dificultando aún más el control consciente del impulso.
4. Inflamación, piel sensible y sobreestimulación nerviosa
Cuando rascamos repetidamente una zona, la piel se inflama. Esta inflamación hace que los receptores del picor se vuelvan hipersensibles, incluso a estímulos que normalmente no provocarían molestia, como el roce de la ropa o el contacto con el aire. Esto se conoce como alodinia (dolor por estímulos no dolorosos) o prurito neuropático (picor relacionado con alteraciones nerviosas).
Además, con el tiempo, el sistema nervioso puede generar una memoria del picor, fenómeno llamado sensibilización central, donde la médula espinal y el cerebro amplifican las señales de picor, incluso en ausencia de una causa clara.
5. Cómo romper el ciclo del picor-rascado
Para evitar que el rascado empeore la situación, los dermatólogos y neurólogos recomiendan estrategias como:
-Aplicar frío local, que calma la piel sin dañarla.
-Hidratación intensiva, para reducir la sequedad y la irritación.
-Uso de antihistamínicos o cremas con corticosteroides bajo supervisión médica.
-Terapias conductuales, para controlar el impulso de rascarse, sobre todo en casos crónicos.
-Meditación y técnicas de mindfulness, que ayudan a resistir el deseo automático de rascar.
Aunque rascarse parece una respuesta natural e inocente al picor, la ciencia revela que puede ser un arma de doble filo. Cuanto más nos rascamos, más activamos mecanismos inflamatorios, neurológicos y conductuales que intensifican el picor en lugar de calmarlo. Comprender este ciclo no solo es clave para el alivio, sino también para tratar trastornos cutáneos y mejorar la calidad de vida de millones de personas.



