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Redacción
Lunes, 01 de Septiembre de 2025
Geología

¿Perdió la Tierra su atmósfera original?

Cuando miramos al cielo y sentimos el viento en la cara, rara vez pensamos en el origen de la atmósfera terrestre. Sin embargo, los científicos llevan décadas investigando una pregunta interesante: ¿la Tierra perdió su atmósfera original? La respuesta, aunque compleja, parece ser un rotundo sí. A través de estudios en geología, física planetaria y análisis de cuerpos celestes como Marte y la Luna, se ha reconstruido la historia de cómo nuestro planeta pasó de tener una atmósfera primitiva a la que hoy permite la vida.

 

¿Cómo era la atmósfera original de la Tierra?

 

Al formarse hace unos 4.600 millones de años, la Tierra no tenía atmósfera tal como la conocemos. La primera atmósfera fue probablemente una mezcla de hidrógeno (H₂) y helio (He), los elementos más ligeros y abundantes del universo, capturados directamente del disco protoplanetario que rodeaba al joven Sol.

 

Esta atmósfera primigenia habría sido extremadamente tenue y no apta para la vida. Además, era vulnerable a diversos procesos que acabarían por eliminarla por completo.

 

¿Cómo se perdió esta atmósfera?

 

Existen varias causas que explican la pérdida de la atmósfera original de la Tierra:

 

-Viento solar intenso:
En sus primeros cientos de millones de años, el Sol era mucho más activo y violento. El viento solar —una corriente de partículas cargadas emitidas por el Sol— era suficiente para barrer los gases ligeros como el hidrógeno y el helio de la atmósfera terrestre, especialmente antes de que el planeta desarrollara un campo magnético protector.

-Falta de gravedad suficiente:
Comparada con gigantes gaseosos como Júpiter, la gravedad de la Tierra era insuficiente para retener gases tan ligeros durante largos periodos. A medida que la atmósfera se calentaba, los átomos más veloces escapaban al espacio.

-Impacto del Gran Bombardeo Tardío:
Durante los primeros 500 millones de años, la Tierra fue objeto de frecuentes y violentos impactos de asteroides y cometas. Uno o varios de estos impactos, como el que habría formado la Luna, podrían haber liberado suficiente energía para expulsar grandes porciones de la atmósfera primitiva al espacio.

 

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(Foto: NASA/Goddard Space Flight Center/Francis Redd)

 

El nacimiento de una nueva atmósfera

 

Tras perder su atmósfera original, la Tierra no quedó desnuda por mucho tiempo. Se formó una segunda atmósfera, esta vez generada desde el interior del planeta:

 

-Volcanes primitivos liberaron grandes cantidades de vapor de agua (H₂O), dióxido de carbono (CO₂), metano (CH₄), nitrógeno (N₂) y otros gases.

-Este proceso, conocido como desgasificación volcánica, contribuyó a formar una atmósfera densa y rica en gases de efecto invernadero.

-Con el tiempo, la condensación del vapor de agua formó los primeros océanos, y ciertas moléculas orgánicas comenzaron a acumularse, abriendo la puerta a las primeras formas de vida.

 

La revolución del oxígeno

 

La atmósfera moderna tiene un componente clave: el oxígeno molecular (O₂). Pero este no estuvo presente desde el principio. Fue la acción de las primeras cianobacterias —hace unos 2.400 millones de años— la que, mediante la fotosíntesis, liberó oxígeno en grandes cantidades en un evento conocido como la Gran Oxidación.

 

Este cambio tuvo un profundo impacto en la química de la atmósfera y los océanos, permitiendo el desarrollo de organismos más complejos.

 

Evidencias en otros planetas

 

Estudiar otros cuerpos del sistema solar también ha arrojado luz sobre este fenómeno:

 

-Marte y la Luna también perdieron sus atmósferas primitivas debido a su baja gravedad y falta de un campo magnético global.

-La comparación con Venus, que retuvo una atmósfera densa pero tóxica, ayuda a entender cómo pequeños cambios pueden conducir a evoluciones muy distintas.

 

La atmósfera que hoy sostiene la vida en la Tierra no es pues la original, sino el resultado de miles de millones de años de transformaciones geológicas, cósmicas y biológicas. La pérdida de aquella atmósfera primitiva no fue un fracaso evolutivo, sino una etapa necesaria para que surgiera la atmósfera actual, rica en oxígeno y capaz de mantener una biosfera compleja.

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