Historia de la Ciencia
Joseph Priestley: el descubridor del oxígeno
Joseph Priestley (1733–1804) fue mucho más que un científico. Filósofo, teólogo, educador y pionero de la química moderna, su vida estuvo marcada por descubrimientos revolucionarios, debates intelectuales y un profundo compromiso con el pensamiento crítico. Hoy, su nombre se asocia principalmente al descubrimiento del oxígeno, un hallazgo que transformó para siempre la forma en que entendemos la naturaleza y la vida.
Un hombre de múltiples talentos
Nacido en 1733 en Birstall, Inglaterra, Priestley creció en una familia modesta, pero pronto destacó por su curiosidad insaciable. Aunque se formó inicialmente como teólogo y ministro religioso, nunca dejó de lado su interés por la filosofía natural. Su vida es un ejemplo perfecto de cómo en el siglo XVIII la ciencia, la religión y la política podían entrelazarse en un mismo individuo.
El descubrimiento del oxígeno
En 1774, Priestley realizó un experimento que lo llevaría a la posteridad. Al calentar óxido de mercurio con una lente, liberó un gas que resultó tener propiedades extraordinarias: las velas ardían con más fuerza y los animales respiraban mejor. Priestley lo llamó “aire desflogisticado”, pues aún interpretaba sus resultados bajo la teoría del flogisto, vigente en la época.
Más tarde, Antoine Lavoisier reinterpretó el hallazgo y demostró que ese gas era un nuevo elemento: el oxígeno. Aunque hoy atribuimos a Lavoisier el mérito de haber revolucionado la química, sin Priestley el camino habría sido mucho más largo y complejo.
(Foto: Wikimedia Commons)
Innovaciones más allá de la química
El aporte de Priestley no se limita al oxígeno. Fue uno de los primeros en producir agua carbonatada, precursora de las bebidas gaseosas modernas. Además, realizó experimentos con distintos gases —hidrógeno, dióxido de carbono, amoníaco—, sentando las bases de la química de los gases.
Pensador radical y perseguido político
Priestley también fue un ferviente defensor de la libertad religiosa, la educación universal y la democracia, ideales que lo enfrentaron con sectores conservadores de Inglaterra. Sus simpatías hacia la Revolución Francesa y la independencia de Estados Unidos lo convirtieron en un personaje polémico.
En 1791, tras los disturbios conocidos como los Priestley Riots, su casa y su laboratorio fueron incendiados por opositores políticos. Este episodio lo obligó a exiliarse en Estados Unidos, donde continuó trabajando hasta su muerte en 1804.
Hoy, Joseph Priestley es recordado como uno de los grandes protagonistas de la Revolución Científica del siglo XVIII. Su vida muestra la importancia de la curiosidad intelectual, la interdisciplinariedad y la valentía para desafiar las ideas establecidas.