Medicina
Inflamación y cáncer: el vínculo oculto que la ciencia está desvelando
Durante décadas, la inflamación se ha considerado una respuesta natural del organismo frente a lesiones e infecciones. Sin embargo, investigaciones recientes han revelado un aspecto menos conocido: su estrecha relación con el desarrollo y la progresión del cáncer. Comprender este vínculo no solo abre la puerta a nuevas terapias, sino que también ofrece claves para la prevención.
¿Qué es la inflamación y por qué importa?
La inflamación es un mecanismo de defensa del sistema inmunológico. Cuando sufrimos una herida o una infección, células especializadas liberan moléculas que ayudan a reparar el tejido dañado y eliminar agentes externos.
-Inflamación aguda: breve y beneficiosa.
-Inflamación crónica: persistente y dañina.
Es esta última la que se ha convertido en foco de atención para oncólogos y científicos, ya que puede favorecer un entorno biológico que propicia la aparición de tumores.
Cómo la inflamación crónica impulsa el cáncer
Diversos estudios han demostrado que la inflamación prolongada actúa como un “fertilizante” para las células precancerosas. Entre los principales mecanismos se encuentran:
-Daño en el ADN: los radicales libres generados por la inflamación pueden alterar el material genético de las células.
-Proliferación celular descontrolada: mediadores inflamatorios estimulan el crecimiento celular, aumentando la probabilidad de mutaciones.
-Angiogénesis: la inflamación promueve la formación de nuevos vasos sanguíneos, lo que alimenta a los tumores en expansión.
-Evasión del sistema inmune: el entorno inflamatorio puede “silenciar” la capacidad del cuerpo para detectar y eliminar células malignas.
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Enfermedades inflamatorias asociadas al cáncer
El vínculo entre inflamación y cáncer no es solo teórico. Existen ejemplos clínicos bien documentados:
-Colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn → mayor riesgo de cáncer colorrectal.
-Hepatitis crónica (B o C) → predisposición a carcinoma hepatocelular.
-Gastritis crónica por Helicobacter pylori → cáncer gástrico.
Estrategias de prevención y tratamiento
La buena noticia es que reducir la inflamación crónica puede disminuir el riesgo de cáncer. Algunas recomendaciones respaldadas por la investigación incluyen:
-Estilo de vida saludable: dieta rica en frutas, verduras y grasas saludables; ejercicio regular; evitar el tabaco y el alcohol en exceso.
-Control de enfermedades inflamatorias: seguimiento médico adecuado en casos de enfermedades autoinmunes o infecciones persistentes.
-Uso de fármacos antiinflamatorios: estudios están evaluando el potencial preventivo de la aspirina y otros agentes, aunque siempre bajo control médico.
Hoy, numerosos laboratorios exploran cómo manipular las vías inflamatorias para frenar el cáncer. Terapias que bloquean moléculas clave, como las citoquinas, ya están en ensayos clínicos. El objetivo es claro: convertir a la inflamación de enemiga silenciosa en aliada de la medicina oncológica.



