Educación
BIM y salud ambiental: construyendo entornos más sostenibles y saludables
Cada 26 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Salud Ambiental, una iniciativa impulsada por la Federación Internacional de Salud Ambiental (IFEH), que fue establecida en 2011 con el objetivo de reflexionar sobre la relación entre los factores ambientales y el bienestar de las personas. En un mundo cada vez más urbanizado y enfrentado a desafíos ecológicos urgentes, es necesario replantear cómo diseñamos, construimos y gestionamos los espacios que habitamos. En este contexto, metodologías innovadoras como BIM (Building Information Modeling) están transformando la forma en que se desarrollan infraestructuras, incorporando un enfoque cada vez más centrado tanto en la sostenibilidad como en la salud pública.
La salud ambiental no solo se refiere al control de factores como la contaminación del aire, el agua o la gestión de residuos, sino también a cómo los entornos en los que vivimos, trabajamos y nos desplazamos influyen directamente en nuestra calidad de vida. Una ventilación deficiente o el uso de materiales que generan emisiones contaminantes, por ejemplo, pueden derivar en enfermedades respiratorias, alérgicas o cardiovasculares. Aquí es donde BIM aporta ventajas decisivas: al permitir una planificación integral desde las primeras fases del diseño, facilita la creación de edificios y ciudades más eficientes, saludables y respetuosos.
Gracias a esta metodología, es posible simular condiciones ambientales, optimizar el consumo energético, mejorar la ventilación natural, reducir residuos durante la construcción y seleccionar materiales con menor impacto. Todo esto facilita la anticipación de problemas, minimiza riesgos para la salud y maximiza el confort y la habitabilidad. Asimismo, BIM permite modelar aspectos como la iluminación natural, el flujo de aire, los niveles de polución interna, la selección de materiales sostenibles y la eficiencia en la gestión de recursos, integrando estos datos en un entorno colaborativo y multidisciplinar. Al permitir el análisis y diseño colaborativo desde fases tempranas, facilita prever cómo los espacios van a comportarse frente a diversos factores ambientales.
A medida que las normativas en materia de sostenibilidad se vuelven más exigentes y la conciencia social crece, también aumenta la demanda de profesionales capacitados en esta metodología. Hoy no basta con dominar herramientas digitales, es imprescindible comprender su aplicación en favor de la salud ambiental. Por ello, formarse en el mejor máster BIM no solo supone una ventaja competitiva para profesionales del sector AECO (arquitectura, ingeniería, construcción, operación), sino también una forma de compromiso con prácticas que contribuyan al desarrollo de entornos más sostenibles y, por consiguiente, a personas más saludables.
Este 2025, el lema elegido por la IFEH es “Aire limpio, personas saludables”, subrayando la estrecha relación entre la calidad del aire y el bienestar humano. La contaminación atmosférica sigue siendo una de las principales amenazas para la salud colectiva, especialmente en zonas urbanas densamente pobladas.
Así pues, metodologías como BIM no deben verse únicamente como una tendencia tecnológica, sino como instrumentos clave para transformar positivamente nuestro entorno construido. Al anticipar riesgos, optimizar el uso de recursos y fomentar el diseño responsable, BIM se convierte en un aliado estratégico para construir espacios donde respirar sea un derecho garantizado, no un riesgo.