Astronomía
Nueva teoría para explicar la misteriosa formación del planeta Mercurio
La formación de Mercurio se ha convertido en un misterio desde que se hizo evidente lo anómalo de su estructura. El planeta más cercano al Sol tiene un núcleo metálico desproporcionadamente grande (que constituye aproximadamente el 70 por ciento de su masa) y un manto rocoso relativamente pequeño.
Hasta ahora, la explicación más aceptada era que Mercurio perdió gran parte de su corteza y manto tras colisionar catastróficamente con un cuerpo celeste.
Sin embargo, las simulaciones dinámicas muestran que este tipo de impacto, que involucra cuerpos de masas muy diferentes, es extremadamente raro.
Un nuevo estudio propone una explicación alternativa basada en un tipo de evento mucho más común en la infancia de nuestro sistema solar: una colisión no frontal entre cuerpos de masas similares.
Este estudio lo ha realizado un equipo encabezado por Patrick Franco, del Observatorio Nacional en Rio de Janeiro, Brasil. El estudio ha contado con el respaldo de la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de Sao Paulo (FAPESP) de Brasil.
Mediante una serie de simulaciones informáticas, Franco y sus colegas han constatado que las características de Mercurio encajan bien con un suceso en el que dos protoplanetas de masas similares colisionan de manera no frontal, de tal modo que cada uno sigue luego su camino, sin fusionarse en uno solo.
Los autores del estudio consideran que este es un escenario mucho más plausible también desde un punto de vista estadístico.
La cuenca Caloris de Mercurio es un cráter gigantesco de impacto que mide unos 1500 kilómetros de extremo a extremo. Es obvio que el impacto que excavó este cráter debió alterar el planeta a gran escala. (Imagen: NASA / Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory / Carnegie Institution of Washington)
Esta posible colisión habría ocurrido en una etapa relativamente tardía de la formación de nuestro sistema solar, cuando cuerpos rocosos de tamaños similares competían por espacio en las regiones interiores, más cercanas al Sol. Eran objetos en evolución, dentro de una especie de vivero de embriones planetarios, interactuando gravitacionalmente unos con otros, con el resultado de múltiples alteraciones orbitales y colisiones, hasta que solo quedaron las configuraciones orbitales bien definidas y estables que conocemos hoy.
El estudio se titula “Formation of Mercury by a grazing giant collision involving similar-mass bodies”. Y se ha publicado en la revista académica Nature Astronomy. (Fuente: NCYT de Amazings)