Antropología
Nuevos descubrimientos sobre los rituales y creencias en las cuevas prehistóricas
Durante miles de años, las cuevas han sido más que simples refugios naturales. En su penumbra se esconden las primeras manifestaciones del pensamiento simbólico y espiritual del ser humano. Hoy, gracias a los avances en arqueología, antropología y tecnología digital, los científicos están reescribiendo lo que sabemos sobre los rituales y creencias de las sociedades prehistóricas.
Nuevas técnicas, nuevas revelaciones
El uso de escáneres 3D, inteligencia artificial y análisis de ADN ambiental ha permitido identificar restos invisibles al ojo humano: pigmentos minerales, huellas dactilares, residuos orgánicos e incluso microbios asociados a la presencia humana. Estos hallazgos están transformando la interpretación de lugares como Chauvet (Francia), Altamira (España) o El Castillo (Cantabria).
Según los investigadores, muchas de estas cuevas no eran simples “galerías de arte rupestre”, sino espacios rituales con un profundo significado espiritual. “Los humanos del Paleolítico no solo pintaban animales por belleza o caza, sino para comunicarse con lo invisible”, explica la arqueóloga francesa Marie Deschamps, especialista en arte parietal.
Los rituales detrás de las pinturas
En algunos recintos subterráneos, los científicos han encontrado fragmentos de carbón vegetal y restos de grasa animal, usados para alimentar lámparas de piedra. Esto sugiere ceremonias realizadas en completa oscuridad, donde la luz titilante de las llamas animaba las figuras pintadas en las paredes.
El efecto debía de ser hipnótico: bisontes, caballos y mamuts parecían cobrar vida. Se cree que estas escenas tenían un componente mágico o chamánico, quizás relacionadas con la caza, la fertilidad o el tránsito entre la vida y la muerte.
Además, se han hallado marcas de manos humanas —positivas y negativas— que parecen formar parte de rituales de identidad o pertenencia al grupo. Algunas incluso muestran dedos faltantes o doblados, lo que podría indicar gestos simbólicos o códigos de comunicación espiritual.
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El ADN que habla desde las sombras
Una de las revoluciones recientes es el análisis de ADN ambiental (eDNA), que permite detectar la presencia de humanos y animales a partir de restos microscópicos. Gracias a esta técnica, un equipo internacional ha confirmado que en varias cuevas del norte de España coexistieron distintas comunidades humanas, algunas de las cuales regresaban periódicamente al mismo lugar durante siglos.
Esto refuerza la idea de que las cuevas eran lugares sagrados de memoria colectiva, donde se repetían ceremonias, se contaban mitos y se honraba a los antepasados.
Un viaje al origen de la espiritualidad
Los descubrimientos recientes sugieren que el pensamiento simbólico y religioso surgió mucho antes de lo que se creía, quizá hace más de 100.000 años, incluso antes del Homo sapiens. Los neandertales, por ejemplo, dejaron huellas de pigmentos y objetos dispuestos con una clara intención ritual.
Lejos de ser un comportamiento “moderno”, la espiritualidad parece haber sido una necesidad universal del ser humano, tan antigua como el fuego o la palabra.
Cuevas, templos y algoritmos
El futuro de la investigación pasa por combinar el trabajo de campo con la arqueología digital: reconstrucciones inmersivas en 3D, simulaciones de luz paleolítica y análisis automatizados de patrones pictóricos. Todo ello ayudará a comprender mejor los mitos, emociones y creencias que dieron forma a nuestra especie.
“Cada cueva es una cápsula del tiempo que nos habla del alma humana”, resume el paleoantropólogo español Luis Moreno. “En sus paredes no solo está el arte, sino el origen mismo de la idea de lo sagrado”.



