Zoología
Cómo las criaturas marinas resisten las presiones extremas del océano
A miles de metros bajo la superficie del océano, la presión es tan inmensa que aplastaría instantáneamente a cualquier ser humano sin protección. Cada 10 metros de profundidad, la presión aumenta en una atmósfera (aproximadamente 1 bar). A 10.000 metros, como en la fosa de las Marianas, un organismo soporta más de 1.000 atmósferas: el equivalente a tener sobre cada centímetro cuadrado de su cuerpo el peso de un coche compacto. Y, sin embargo, la vida florece. Desde pequeños crustáceos translúcidos hasta peces capaces de nadar en la oscuridad eterna, las criaturas de las profundidades han desarrollado estrategias biológicas sorprendentes para sobrevivir donde la presión aplasta incluso al acero.
Adaptaciones biológicas: la ingeniería de la naturaleza
1. Membranas flexibles y proteínas resistentes
Una de las claves está en las membranas celulares. A diferencia de los animales de superficie, las criaturas abisales poseen fosfolípidos más fluidos que mantienen la integridad celular sin romperse bajo presión. Además, sus proteínas tienen estructuras más compactas y reforzadas, capaces de conservar su forma funcional incluso cuando el entorno las “aprieta” literalmente.
2. TMAO: la molécula milagrosa del abismo
Un compuesto llamado óxido de trimetilamina (TMAO) actúa como un escudo químico que evita que las proteínas se desnaturalicen. Cuanto más profundo vive una especie, mayor es la concentración de TMAO en sus tejidos. Este compuesto, responsable del característico olor del pescado, es el secreto de especies como el pez caracol abisal (Pseudoliparis swirei), hallado a más de 8.000 metros de profundidad en la fosa de las Marianas.
3. Estructuras corporales sin aire
Los organismos abisales no tienen cavidades llenas de gas, como pulmones o vejigas natatorias, que podrían colapsar por la presión. En su lugar, muchas especies usan grasas o fluidos densos para controlar la flotabilidad. Por ejemplo, el calamar colosal (Mesonychoteuthis hamiltoni), que puede alcanzar los 14 metros de longitud, utiliza un sistema de amoníaco disuelto en sus tejidos que le permite flotar sin necesidad de aire.
Récords de profundidad: los campeones del abismo
-Pez caracol de las Marianas (Pseudoliparis swirei): el vertebrado que ostenta el récord mundial de profundidad, encontrado a 8.178 metros.
-Camarones del género Hirondellea: sobreviven hasta los 10.900 metros en la fosa Challenger Deep, la zona más profunda conocida del planeta.
![[Img #77278]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/11_2025/7782_hirondellea_gigas.jpg)
(Foto: Wikimedia Commons)
-Calamar colosal (Mesonychoteuthis hamiltoni): aunque vive “solo” a unos 2.200 metros, es uno de los depredadores más grandes y adaptados a la oscuridad.
-Bacterias piezófilas (amantes de la presión): aisladas a 11.000 metros, en el fondo de la fosa de las Marianas, soportan presiones superiores a 1.100 atmósferas (más de 1.100 kg/cm²).
Ciencia en acción: lo que los humanos aprendemos del abismo
El estudio de estos organismos no es solo una curiosidad biológica. Las proteínas y membranas resistentes a la presión inspiran nuevas líneas en biotecnología, medicina y exploración espacial. Los científicos esperan aplicar este conocimiento en el desarrollo de enzimas estables para procesos industriales extremos o incluso en el diseño de hábitats presurizados para la exploración de mundos oceánicos como Europa (luna de Júpiter) o Encélado (luna de Saturno).



