Zoología
Hormigas Drácula: los depredadores secretos del mundo subterráneo
En las profundidades del suelo tropical, lejos de la luz del sol, vive una de las criaturas más fascinantes y extremas del planeta: las hormigas Drácula (*género Adetomyrma). Conocidas por su comportamiento vampírico y su peculiar estrategia de alimentación, estos diminutos insectos están reescribiendo lo que sabemos sobre la evolución social y la ecología de las hormigas.
Un nombre que suena a terror, pero es pura biología
Las hormigas Drácula deben su apodo a una práctica que parece salida de una película de terror: chupan la sangre de sus propias crías. Sin embargo, no lo hacen por crueldad, sino por supervivencia. Las obreras perforan suavemente la cutícula de las larvas y beben su hemolinfa —un fluido equivalente a la sangre en los insectos— sin llegar a matarlas. Este proceso, conocido como “hematofagia no letal”, es una adaptación única dentro del mundo animal.
Un comportamiento ancestral y extremo
El género Adetomyrma, descrito por primera vez en Madagascar, representa una de las ramas más primitivas del linaje de las hormigas. Estas especies son consideradas “fósiles vivientes”, ya que conservan rasgos anatómicos y conductuales de las primeras hormigas que habitaron la Tierra hace más de 100 millones de años.
Los estudios genéticos revelan que las hormigas Drácula mantienen un equilibrio frágil entre cooperación y canibalismo, una paradoja evolutiva que ha intrigado a los entomólogos durante décadas. Este comportamiento podría haber surgido como una estrategia energética eficiente en entornos donde la comida escasea, permitiendo que la colonia sobreviva sin destruir su propia descendencia.
![[Img #77290]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/11_2025/5539_adetomyrma_venatrix_casent0172771_profile_1.jpg)
(Foto: Wikimedia Commons/www.AntWeb.org)
Una biología al límite
Las obreras de Adetomyrma son ciegas y subterráneas, adaptadas a vivir en túneles oscuros donde la vista no es necesaria. Sus colonias son pequeñas, de apenas unas decenas de individuos, muy distintas a las supercolonias de hormigas más modernas. Cazan presas diminutas, como colémbolos o larvas de otros insectos, pero dependen en gran medida del “alimento líquido” que extraen de sus larvas.
Los científicos también han descubierto que las reinas de las hormigas Drácula tienen una morfología reducida, lo que sugiere un modelo de sociedad más primitivo, previo a la clara división de castas que caracteriza a otras especies de hormigas.
Por qué fascinan a la ciencia moderna
Las hormigas Drácula no solo son una rareza natural: son una clave evolutiva. Estudiarlas permite entender cómo surgieron los comportamientos sociales en los insectos y cómo evolucionó la cooperación en especies altamente organizadas.
Además, su genética ofrece pistas sobre la transición entre especies solitarias y eusociales, un salto evolutivo considerado uno de los más grandes de la historia de la vida en la Tierra.
Amenazas y conservación
Estas hormigas, endémicas de Madagascar, enfrentan un futuro incierto. La deforestación y la pérdida de hábitat ponen en riesgo a varias especies del género Adetomyrma. Algunas ya están catalogadas como en peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Conservar a las hormigas Drácula no solo significa proteger a una especie exótica, sino también preservar una ventana viva al pasado evolutivo.



