Historia de la Ciencia
Del cristal invisible al corazón de la vida: la extraordinaria trayectoria de John H. Northrop
El nombre de John Howard Northrop (1891-1987) ocupa un lugar destacado en la historia de la bioquímica. Su obra permite trazar una línea directa entre la investigación básica sobre enzimas y proteínas, y el desarrollo de la biología molecular moderna.
Orígenes, formación y primeros años
John H. Northrop nació el 5 de julio de 1891 en Yonkers, Nueva York. Provenía de un entorno familiar con fuerte tradición académica: su padre, John Isaiah Northrop, era zoólogo en la Columbia University tras doctorarse en 1888. Su madre, Alice R. Northrop, era botánica y maestra, comprometida con la enseñanza de la naturaleza en la escuela pública de Nueva York. Trágicamente, su padre murió en una explosión de laboratorio apenas dos semanas antes del nacimiento de John. Educado en la escuela pública de Yonkers, ingresó en Columbia en 1908, obteniendo el B.S. en 1912, el M.A. en 1913 y el Ph.D. en química en 1915. Durante ese periodo ya mostró interés tanto por la química como por los procesos biológicos, lo que le permitió moverse con naturalidad entre disciplinas.
Investigación pionera enzimológica y purificación de proteínas
Una de las contribuciones más influyentes de Northrop fue la determinación de la naturaleza proteica de ciertas enzimas —esas moléculas que regulan las reacciones vitales en los organismos—. En una época en la que aún se debatía cómo funcionaban las enzimas, su investigación proporcionó respuestas decisivas.
-En 1919-1920 inició estudio sobre la vida útil de organismos modelos (como drosófilas) en el laboratorio de Jacques Loeb, explorando cómo factores físicos (como la temperatura) influían en el envejecimiento.
-En torno a 1929 consiguió cristalizar la enzima pepsina, aislándola en forma pura y demostrando que era una proteína.
-Posteriormente, junto a otros investigadores, cristalizó también enzimas como tripsina, quimotripsina, carboxipeptidasa y sus precursores inactivos.
Estas purificaciones, además de evidenciar que las enzimas obedecen las leyes químicas clásicas, abrieron el camino para que más tarde se pudieran estudiar sus estructuras mediante cristalografía y entender la biología molecular de modo más profundo.
Una sede clave en este desarrollo fue la Rockefeller Institute for Medical Research (más tarde universidad) en Nueva York, donde Northrop trabajó desde 1916 hasta 1961.
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(Foto: Wikimedia Commons)
Investigaciones sobre virus, fagos y proteínas virales
Tras establecerse su dominio sobre las enzimas, Northrop amplió sus intereses hacia los virus y bacteriófagos —microorganismos que infectan bacterias—, lo cual le permitió conectar la bioquímica de proteínas con la genética y virología emergente.
-En la década de 1930 comenzó a trabajar con bacteriófagos, y en 1936 aisló nucleoproteína de fagos, sugiriendo que la actividad biológica podía depender del ácido nucleico que contenían.
-Sus estudios ayudaron a cimentar el concepto de que los virus no son simplemente “plegamientos de proteínas” sino entidades con ácido nucleico cuya función biológica es clave.
Este tramo de su carrera anticipa, de algún modo, la biología molecular y los estudios de ADN y ARN que se desarrollaron completamente a partir de los años 40-50.
Contribuciones durante las guerras mundiales y el papel práctico de la bioquímica
La ciencia de Northrop no quedó recluida en el laboratorio académico: su trabajo adquirió relevancia práctica en contextos de guerra y producción industrial.
-Durante la Primera Guerra Mundial, formó parte del servicio de guerra química de EE.UU. (“Chemical Warfare Service”), investigando la producción de acetona y etanol mediante fermentación, lo cual estuvo motivado por la necesidad de solventes para explosivos.
-En la Segunda Guerra Mundial aportó al desarrollo de métodos para detectar gases tóxicos y para la producción de antitoxinas cristalinas (por ejemplo de difteria) y otros productos relacionados con la defensa médica.
Estos aspectos muestran cómo su ciencia además de “fundamental” tenía también aplicaciones muy concretas, lo que amplifica su importancia histórica.
El Premio Nobel y el reconocimiento internacional
En 1946, Northrop fue galardonado con el Nobel Prize in Chemistry —junto con James B. Sumner y Wendell M. Stanley— por «la preparación de enzimas y proteínas virales en forma pura». Este premio marcó una admiración global hacia su capacidad de transformar métodos de investigación enzimática y de proteínas, y mereció un lugar de honor en la ciencia del siglo XX.
Personalidad, estilo de trabajo y vida fuera del laboratorio
La figura de Northrop combina riguroso pensamiento científico con un carácter reservado, y con intereses personales destacables.
-Fue descrito como “pensador claro” y científico con gran rigor, que prefería dejar que hablasen los datos.
-Amante de la caza, la pesca, la navegación y el tiro, compaginó su labor científica con una vida de campo relativamente activa—una combinación interesante que antaño era más común entre científicos.
-En sus últimos años se estableció en Wickenburg (Arizona), donde practicaba su afición por la naturaleza.
Sin embargo, también cabe señalar que sufrió problemas de salud y en 1987, a los 95 años, falleció por su propia mano. Esto, lejos de disminuir su legado, invita a reflexionar sobre las exigencias personales de una vida dedicada intensamente a la ciencia.

