Astrofísica
Telescopios Cherenkov, ojos que rastrean los fenómenos más extremos del universo
En los últimos años, la astronomía de altas energías ha dado un salto monumental gracias a una tecnología tan ingeniosa como sorprendente: los telescopios Cherenkov. Estos instrumentos, capaces de detectar la tenue luz azulada producida por partículas extremadamente energéticas cuando atraviesan la atmósfera terrestre, se han consolidado como herramientas esenciales para explorar algunos de los fenómenos más violentos del cosmos.
A diferencia de los telescopios ópticos tradicionales, que captan luz visible procedente de estrellas y galaxias, los telescopios Cherenkov están diseñados para detectar rayos gamma de muy alta energía. Estos rayos gamma —miles de millones de veces más energéticos que la luz visible— no pueden llegar directamente al suelo, ya que la atmósfera los absorbe. Sin embargo, cuando interactúan con las moléculas del aire, generan una cascada de partículas subatómicas que se desplazan más rápido que la luz en ese medio. Este fenómeno produce un destello azul conocido como radiación Cherenkov, y esa es la clave de su detección.
¿Cómo funcionan?
Los telescopios Cherenkov se componen de grandes espejos segmentados que reflejan la débil luz Cherenkov hacia cámaras ultrarrápidas. Estas cámaras registran patrones de luz que duran apenas unos nanosegundos. A partir de estas imágenes, los científicos pueden reconstruir la energía, dirección y origen de los rayos gamma incidentes.
Una sola detección puede parecer anecdótica, pero cuando múltiples telescopios observan simultáneamente el mismo evento —como ocurre en arrays como H.E.S.S., MAGIC o el futuro Cherenkov Telescope Array (CTA)— la precisión aumenta de manera espectacular.
¿Por qué son tan importantes?
Los rayos gamma de muy alta energía provienen de algunos de los lugares más extremos del universo: explosiones de supernovas, púlsares, agujeros negros supermasivos, chorros relativistas e incluso posibles señales de materia oscura. Los telescopios Cherenkov permiten estudiar:
-Aceleradores cósmicos naturales: regiones capaces de impulsar partículas a energías que superan con creces cualquier acelerador terrestre.
-El comportamiento de los agujeros negros y la física de sus entornos inmediatos.
-La estructura de los campos magnéticos galácticos.
-La transparencia del universo a la luz de muy alta energía.
Además, constituyen una pieza central del nuevo paradigma de la astronomía multimensajero, donde se combinan observaciones de luz, ondas gravitacionales y neutrinos.
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El Cherenkov Telescope Array (CTA)
El próximo gran hito en este campo será el CTA, un proyecto global que reunirá decenas de telescopios de distintos tamaños distribuidos en dos hemisferios. Su objetivo: estudiar el universo a energías sin precedentes, con una sensibilidad hasta diez veces superior a la actual. CTA permitirá catalogar miles de fuentes de rayos gamma, realizar mapas detallados de fenómenos extremos y quizá arrojar luz sobre preguntas tan profundas como el origen de la materia oscura.



